Los habitantes de la ciudad se regían por estos toques, llevaban su vida de acuerdo a los llamados de las campanas de los templos, desde antes que amaneciera hasta incluso después de que oscurecía, toda la ciudad se regia por estos llamados
Lic. Francisco Pájaro Anaya
Twitter: @fcopajaro
Estaba recordando en días pasados con motivo del día de muertos, los toques de campanas que había en San Juan del Río, y que regían la vida de los sanjuanenses, sobretodo con la solemnidad o la formalidad correspondiente, como propiamente sucedía con el toque lúgubre, triste, y de reflexión que se daba en la noche del día 2 de noviembre en donde a las 8 de la noche y por espacio de más de media hora, se tocaba a difunto con las campanas del templo parroquial para pedir en ese día por los difuntos. He de suponer que lo mismo sucedía con los demás templos de la ciudad, sobretodo en donde se realizaba este toque de campanas como en el Templo de Santo Domingo o en el Templo del Beaterio.
Los habitantes de la ciudad se regían por estos toques, llevaban su vida de acuerdo a los llamados de las campanas de los templos, desde antes que amaneciera hasta incluso después de que oscurecía, toda la ciudad se regia por estos llamados.
Don Jesús Sánchez Ruiz, por mucho tiempo fue campanero de la Parroquia de San Juan Bautista, y además de ser mi tío, de él aprendí los diversos toques que se hacían en el templo parroquial que comenzaban antes de las seis de la mañana con el toque correspondiente de alba, luego las llamadas a la primera misa del día, que incluso por mucho tiempo era a las cinco de la madrugada por lo que se comenzaba a llamar a misa desde las cuatro treinta de la madrugada y desde ese momento comenzaba la actividad de la ciudad. Hoy situación que incluso ha desaparecido en la iglesia.
Luego seguían los toques del medio día, en donde se rezaba el “ángelus”, luego a las tres de la tarde, recordando la muerte de Cristo, posteriormente se llamaba a vísperas alrededor de las seis de la tarde y finalizaba el día con el toque de “animas” en donde se pedía por los difuntos a las ocho de la noche, y con ese toque pareciera que era un llamado a un toque de queda, ya que la ciudad quedaba en silencio total.
Existieron otros toques de campanas como los llamados “a fuego” que eran cuando existía un incendio y parece ser que la ultima ocasión que sucedió un llamado así fue en los años cuarentas del siglo pasado para sofocar un incendio en un comercio de la Plaza Independencia.