Las exigencias que “Manolete” tenía en cada tarde eran enormes, considerando que tuvo que alternar con figuras de alto calibre de la época
Juan Carlos Sámano U./Columnista
El pasado mes de agosto se cumplieron 73 años de la muerte del “Mounstro de Córdoba”, siete décadas de vacío en la fiesta de los toros, simplemente por el hecho de que está considerado como el más grande, hasta el momento, en la historia de la tauromaquia mundial.
Mucho se ha hablado sobre los diferentes factores que influyeron en el estado de ánimo de “Manolete” en ese fatídico año de 1947.
Sin embargo, hay factores que influyeron de alguna manera en el hacer y en el pensar de este diestro, y me refiero a la exigencia del público y a la responsabilidad que implica el ser “figura del toreo” entre otras cosas.
Después de ese 2 de julio de 1939, día de la alternativa, “Manolete” actuó en 50 corridas en 1940 ya perfilándose como torero importante, entre 1941 y 1942 hace el paseíllo en 138 tardes.
Para 1943 fueron 71 corridas en las que tomo parte destacando las tardes del 29 de mayo, 2 de julio y 15 de julio, tardes verdaderamente memorables en Madrid y que sirvieron para que fuera proclamado IV Califa del toreo en Córdoba.
Para la temporada 1944 suma alrededor de 92 tardes, y para 1945 acumula solo 71 festejos, esto debido a la fractura de clavícula sufrida en Alicante. Sin embargo, para fines de este año y principios de 1946 actúa en 39 corridas tanto en México, Colombia, Perú y Venezuela, y este año de 1946 se dedica solo a presentarse en América toreando solo una vez en España en la corrida de la Beneficencia el 19 de septiembre.
Para 1947 año de su fallecimiento, vuelve a una segunda temporada a México y Perú toreando 15 tardes, regresa a España ya empezada la temporada actuando solo en 21 festejos de los cuales 9 fueron en el mes de agosto hasta llegar a esa cita con “Islero” en Linares.
Las exigencias que “Manolete” tenía en cada tarde eran enormes, considerando que tuvo que alternar con figuras de esa época tales como Pepe Luis Vázquez, Arruza, Pepín Martín Vázquez, Fermín Rivera, “Parrita”, Domingo Ortega, “Gitanillo de Triana”, Dominguín y “Armillita” entre otros, toreros que salían por todo en cada tarde y que lo obligaban de alguna manera a dar lo máximo. Sin duda alguna las extenuantes temporadas, la constante rivalidad de los alternantes, la presión de su madre, la prensa y aficionados sin duda lo hicieron pensar cada vez más en el añorado retiro del cual no pudo disfrutar.