En la era donde las redes sociales han desplazado a la TV, y están siendo utilizadas en el mundo como una herramienta para la educación a distancia, en México se apuesta por la televisión convencional
Carlos Olguín/Columnista
Una aversión a la tecnología y una obsesión con el pasado explican que, mientras que en el mundo se habla del 5G, de energías limpias, de compromiso con el medio ambiente, de nuevas tecnologías, en México hablemos de petróleo y de carbón con siglos de atraso.
Lo mismo pasa en la educación. En la era donde las redes sociales han desplazado a la TV, y están siendo utilizadas en el mundo como una herramienta para la educación a distancia, en México se apuesta por la televisión convencional.
Con fallas en los horarios de programación de las clases, dificultades para encontrar los canales, caídas de las plataformas virtuales, una organización de horarios para diferentes grados escolares que nadie entiende, cientos de miles de niños y niñas sin luz y sin internet, alumnos con capacidades diferentes aislados y personas con dialectos que no entienden el idioma español discriminados; así comenzó el ciclo escolar que, al igual que la transformación de cuarta, es un caos.
Reina la desinformación. Los maestros no saben qué hacer, las y los alumnos, los padres de familia con una total falta de capacitación. No saben si habrá evaluaciones y de qué forma serán las retroalimentaciones, para tener forma de medir los resultados de la acción.
De acuerdo con un análisis de Mexicanos Primero, los programas de Escuelas de Tiempo Completo, Primera Infancia, y para el Desarrollo Profesional Docente tuvieron una reducción en sus ingresos con respecto al presupuesto del año pasado, es decir, recortes del 51.7%, 55.7% y 62.3% respectivamente
Para este 2020, el programa de Desarrollo Profesional Docente recibió 171.7 millones de pesos, mientras en el presupuesto anterior se le otorgaran 437.5 millones de pesos.
“Vemos un recorte dramático en la formación de los maestros, vamos a tener el 16% de los recursos con los que contábamos hace dos años”, subrayó O’Donoghue.
Siempre haciendo lo contrario de las mejores prácticas a nivel internacional, México está haciendo un desastre con nuestro futuro, los niños y las niñas, jóvenes y universitarios. No solo hay un desastre en la nueva educación, sino que, debido a la falta de apoyos por parte de gobierno ante la crisis del COVID-19, los niveles de deserción escolar son alarmantes.
La Secretaría de Educación Pública (SEP), reveló que tras la emergencia sanitaria se registró un 10% en el rezago educativo de educación básica, mientras que a nivel superior alcanzó hasta un 8%, de acuerdo con Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario de Educación Superior de la SEP, palabras retomadas por diario Milenio.
El 10% de la matrícula en educación básica, revela que fueron 2 millones 525 mil 330 alumnos de preescolar, primaria y secundaria quienes abandonaron las clases; mientras tanto, en educación superior, el abandono se calcula en 8%, es decir, 305 mil 89 universitarios aproximadamente, de acuerdo con los datos de la reportera Laura Toribio, en el sitio Excélsior.
Y como corolario tenemos políticas publicas sin perspectiva de género. Se exige a nuestras mujeres que son madres, tener triple trabajo, como amas de casa, como empleadas y como maestras de sus niñas y niños. Se abren restaurantes y negocios, pero no se ve la necesidad de las guarderías y las escuelas. Un total abandono.