Con la pandemia del COVID-19 hemos visto fuertemente afectadas nuestras vidas, entre tantos análisis y propuestas de expertos urbanistas, sociólogos, economistas y demás, el ciclismo se ha consolidado como una alternativa saludable tanto para el planeta como para las personas
Raúl D. Lorea/Columnista
Comúnmente se confunde el ciclismo urbano como opción de movilidad con el ciclismo recreativo o el ciclismo deportivo. El primero sirve a las personas como una alternativa de movilidad urbana, el segundo, como su nombre lo indica, para esparcimiento; y el tercero para entrenamiento.
Con la pandemia del COVID-19 hemos visto fuertemente afectadas nuestras vidas, entre tantos análisis y propuestas de expertos urbanistas, sociólogos, economistas y demás, el ciclismo se ha consolidado como una alternativa saludable tanto para el planeta como para las personas.
Sin embargo, ha faltado hablar de los ciclistas que le dan un uso adicional a la bicicleta: como herramienta de trabajo.
¿Cuántas veces no hemos corrido al escuchar “tamales oaxaqueños calientitos”? Al llegar, se trata de una o dos personas en una bici tipo triciclo, con dos ollas “tamaleras”. ¿O qué tal el afilador? Que, gracias a su trabajo podemos cortar nuestros alimentos con seguridad.
¿Se imagina usted, amable lector, el recorrido diario de esas personas?
Hay tantos oficios que dependen de la bicicleta, que la versión “triciclo de carga” se ha vuelto parte de nuestra cultura, como menciona el Dr. Claudio Sarmiento Casas, Consejero de Urbanismo y Movilidad del Mpio. de Querétaro.
Estos “bicioficios”, como los define el urbanista, se encuentran en un umbral complicado que complica su regulación como comerciantes ambulantes, situación que el pasado 17 de agosto los puso en una situación que causó indignación en la Alcaldía Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, ya que las autoridades, bajo un argumento de “riesgo sanitario de Protección Civil” realizaron el decomiso de 140 de estos vehículos.
La indignante imagen que circuló en redes sociales mostraba los triciclos amontonados, listos para su destrucción, algunos de ellos aún con canastas de pan o recipientes para bebidas. Tras la intensa presión social, la administración dio un paso atrás y en una acción que me parece injusta, anunció que donaría los triciclos a mercados y organizaciones ciclistas para que entregaran pedidos a domicilio.
Me permito invitarle a la siguiente reflexión ¿Cree que los bicioficios contribuyan a salir adelante en el contexto post-COVID-19?