Los efectos finales en diversas industrias de la economía aún no podemos prever como serán. No es lo mismo un cambio en la demanda que solamente un cambio temporal en la cantidad demandada
Seth Pérez/Columnista
Vemos que productos y varios servicios mantienen los mismos precios pero enfrentan nuevos costos. Los restaurantes y hoteles que reducen su capacidad de aforo seguramente con la misma renta y nomina, para sobrevivir deberán ajustar rápidamente sus precios. Sin embargo los clientes son menos y un aumento en la misma proporción podría alejar ventas en el momento en que más lo requieren. ¿Qué hacer si estamos en esta situación? ¿Cuáles serán los efectos a mediano plazo?
Los efectos finales en diversas industrias de la economía aún no podemos prever como serán. No es lo mismo un cambio en la demanda que solamente un cambio temporal en la cantidad demandada, pero es muy temprano para conocer el resultado final. Lo que si podemos identificar con claridad que las previsiones para los siguientes meses serán de aforos menores en comercios y servicios, los cuales deberán soportar costos similares y el precio final de los productos debe responder en función de esta realidad. ¿Es momento de comprar o vender?
Si hablamos de productos perecederos el reto es no enfrentar mermas y soportar los costos fijos. Muchos negocios familiares no incluyen en sus costos el precio de la mano de obra de los dueños, su esfuerzo y tiempo, este pago se identifica como ganancia y esta pequeña diferencia puede generar graves interpretaciones y resultados. Las cifras del INEGI indican que será complejo generar ganancias porque la economía se ha reducido en este segundo trimestre brutalmente y a pesar de ello no cambian los costos fijos y cargas impositivas en varios rubros como en el laboral. Cada industria enfrenta situaciones diferentes y no hay formulas generales, para los negocios solo es momento de sobrevivir.
La lección que nos ofrece esta compleja situación es que debemos adaptarnos en muchos casos semanalmente a las condiciones con una normal incertidumbre. Fijar un precio no será labor solo de una computadora ni de un algoritmo, deberá ser un trabajo que como lo vivimos en los años ochenta, etiquetar era algo recurrente. La diferencia es que los consumidores cuentan con más información y se recomienda ser transparentes para comunicarles la diferencia en cambiar el precio por la coyuntura de los negocios que busquen aprovechar la coyuntura para engañar al cliente ¿Usted qué opina?