A más de un trimestre de los cambios que ha provocado el COVID-19 se requiere ampliar la información para tomar las mejores decisiones
Seth Perez/Coordinador académico en el ITAM del diplomado Inteligencia de Negocios y del seminario Datos que transforman: Movilidad, empleo y salud
A más de un trimestre de los cambios que ha provocado el COVID-19 se requiere ampliar la información para tomar las mejores decisiones. Pero en muchos casos poco se está avanzando y seguimos en la vida cotidiana gestionando la crisis con poca información. Los restaurantes, tiendas de ropa, aerolíneas y varias industrias ya han aplicado normas para identificar a sus clientes y aún no tenemos datos que validen el contagio en sus sectores o la ventaja de sus medidas. ¿Por qué esta lentitud y carencia de información?
Para traspasar cualquier reto es claro que debemos recopilar información y cada vez obtener mejor detalle de la misma, como lo hace un marino que busca cruzar el océano. Sin embargo en muchas ocasiones grandes estrategias o la solución de fuertes problemas se gestiona con uno o pocos datos. ¿Por qué? Este fenómeno que se da tanto en el ámbito privado como en el público responde por un lado a la incapacidad para gestionar mucha información y por otro lado a la falta de costumbre para aplicar la rendición de cuentas de la misma. ¿Qué ejemplos nos pueden ayudar?
En el 2002 se emitió la Ley Sarbanes-Oxley en respuesta a fraudes conocidos como el de Enron que afectaron a muchos inversionistas. La norma intenta resolver un efecto pero no ayuda para disminuir la causa que lo provoca. Los procesos cotidianos humanos serían los que ayudarían a prevenir los fraudes y la Ley tiene éxito si cambia la fuente. Sin embargo la no existencia de situaciones similares no implica que las prácticas se han eliminado. Es cierto que no hemos visto casos emblemáticos similares pero ¿podrán suscitarse otros en el futuro?
Asegurar que la Ley ha tenido éxito por no observar fraudes similares es igual a gestionar una empresa solamente con el dato de ventas, es vivir en la obscuridad. Los avances informáticos no han solventado la falta de información, porque esta radica en la forma en que las personas reportan y se responsabilizan de sus actos. En el mundo vemos como se vuelven a cerrar fronteras por el aumento en el número de contagios, pero no vemos más información para tomar medidas claras para actuar en favor de todos. Los problemas económicos podrán ahora matar a más que el virus y nos faltan datos ¿Usted qué opina?