El presidente sufre de falta de liderazgo. A pesar de su enfoque altamente centralizado en política; él ha estado bastante ausente de la toma de decisiones
Lisdey Espinoza
Andrés Manuel López Obrador ha tenido un enfoque bastante relajado respecto a la pandemia que puede tener consecuencias catastróficas para la economía, la salud y el tejido social. En un estilo muy Trumpiano, el gobierno de AMLO se basa en ser visto y escuchado. México está en camino de convertirse en la nueva Italia o los nuevos Estados Unidos. A pesar de las advertencias, la administración insiste en que estamos bien. El presidente sigue con sus conferencias matutinas, acaba de iniciar una gira por el país, no usa cubrebocas y nos alienta a una nueva normalidad.
Las cifras oficiales son cuestionables ya que México no está realizando pruebas masivas. Las reformas aprobadas hace unos meses, también han paralizado el sistema de salud pública. Con el fin de impulsar sus ambiciosos programas sociales; AMLO redujo drásticamente el presupuesto de salud en un 44 por ciento, dejando a hospitales sin ingresos y sin personal médico. AMLO no ha destinado fondos para el desempleo ni para aquellos que dependen de la economía informal. Esta semana dio el banderazo al Tren Maya, dejando claro que la prioridad del gobierno son sus obras, y no el posible descalabro económico y de salud del país.
El presidente mexicano sufre de una grave falta de liderazgo. A pesar de su enfoque altamente centralizado en política; él ha estado bastante ausente de la toma de decisiones. Tiende a micro-gestionar todos los aspectos de su administración ante una crisis. No se dirigió al país cuando la crisis migratoria golpeó a México; se escondió cuando el ejército intentó fallidamente el arresto del hijo de ‘El Chapo’; y ante la crisis actual, ha delegado el costo político de abrir a los gobiernos estatales. Su inacción es el mayor obstáculo para una respuesta rápida y efectiva. México va a la alta en contagios y muertes, no tenemos pruebas disponibles ni espacios en hospitales, hay pérdida importante de empleos y el panorama económico se ve gris. No se debería estar hablando de una reapertura, sino de un cambio radical de política gubernamental tendiente a reconocer la realidad actual.
MT