En la visita de López Obrador a EUA, no se habló del muro fronterizo, tampoco del programa DACA destinado a dar protección a los jóvenes migrantes indocumentados
Guadalupe Murguía
El presidente López Obrador acudió a su cita en Washington atendiendo todas las medidas sanitarias para evitar los contagios por Coronavirus; ahora sí hizo lo que en México ha desestimado una y otra vez, se aplicó la prueba de Covid-19 y utilizó el cubrebocas como medida de prevención.
La reunión con motivo del arranque del T-MEC fue muy cuidada, sin entrevistas, sin preguntas incómodas, estuvo llena de cortesías y halagos mutuos, para no entrar en los temas polémicos de la relación bilateral.
No se habló del muro fronterizo, tampoco del programa DACA destinado a dar protección a los jóvenes migrantes indocumentados que estudian en ese país, cuya eliminación afectaría a cerca de 500 mil connacionales y que Trump insiste en eliminar; tampoco del tráfico ilegal de armas, de narcotráfico o de migración.
Mucho menos del discurso de odio y trato discriminatorio y racista contra nuestros paisanos, a quienes Trump ha calificado como delincuentes, violadores y narcotraficantes; en cambio, López Obrador se quitó el cubrebocas para elogiar al republicano y agradecerle su respeto y compresión, que no nos haya tratado como colonia. A todas luces, estas expresiones estaban de sobra, toda vez que son múltiples los testimonios de los agravios de Trump al pueblo mexicano.
AMLO sorprendentemente agradeció que el gobierno de Trump nunca ha tratado de imponernos algo que viole nuestra soberanía, lo cual simplemente es faltar a la verdad, basta recordar las amenazas de imponer aranceles a los productos mexicanos si no se detenían las caravanas migrantes de Centroamérica.
Sin los temas espinosos en la agenda, Trump se sintió cómodo y logró el objetivo para sus propósitos reeleccionistas y la presencia de López Obrador lo avaló.
La detención de César Duarte, en Miami, el mismo día de la reunión no es una coincidencia, pues en política no hay casualidades, es un pago, una ofrenda por la visita para apoyar la reelección y también posiblemente por desplegar a 26 mil elementos de la Guardia Nacional para contener la migración.
De momento López Obrador y Trump pueden sentirse muy satisfechos y aprovechar políticamente los resultados del encuentro, pero en el mediano plazo está claro que se trató de una apuesta muy arriesgada y habrá que ver cuál es el resultado de la elección dentro de 4 meses y las consecuencias que tendrá esto para México.