Los países con mayor recepción de remesas han sido en años recientes, primero India, seguido por China, Filipinas y México en cuarto lugar
Alejandro Gutiérrez
Uno de los elementos de la economía más golpeados por la pandemia del coronavirus lo constituye el dinero que trabajadores en el extranjero envían a sus familias, las remesas. Desde abril, el Banco Mundial advirtió que para esa fecha, el flujo mundial de remesas había caído casi 20 por ciento, lo que afectaba fundamentalmente a países en vías de desarrollo.
Los países con mayor recepción de remesas han sido en años recientes, primero India, seguido por China, Filipinas y México en cuarto lugar. México recibió de trabajadores en Estados Unidos el año pasado la cantidad récord de 36 mil 048 millones de dólares, en tanto India recibió de sus trabajadores en el extranjero 80 mil millones de dólares.
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A diferencia de México, países como Filipinas tienen trabajadores en varios países alrededor del mundo, lo mismo en Dubai de Emiratos Árabes, que en Australia, o Qatar, o Taiwán o Japón, además de los que tiene en Europa, Estados Unidos y Canadá. Alrededor del 10 por ciento de la población filipina vive y trabaja en el extranjero. Pero, lo mismo que en otros países, sus trabajadores se vieron obligados a buscar su fuente de ingresos fuera, porque su propio país no les ofrece oportunidades de trabajo.
Existe gente trabajando en buques, cruceros turísticos, de meseros o trabajadores agrícolas o, incluso, en algunas profesiones especializadas, como enfermería. Casi siempre, los emisores de remesas se encuentran en los niveles más bajos de la escala económica y en una situación muy vulnerable, pese a lo cual, logran enviar a sus familias dinero buscando mejores oportunidades de desarrollo para los hijos.
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Lo malo ahora es que los cruceros suspendieron actividades, al igual que restaurantes, empresas de servicios y aquellas con contacto entre las personas; en general, fuentes donde trabajan las personas que envían remesas. En muchísimos casos la pérdida de trabajo es definitiva por el recorte que efectuaron sus empleadores.
Para México, la situación no se presenta mejor. Muchos de nuestros paisanos han perdido sus trabajos en espera que pase lo peor de la pandemia. Ellos ya no tienen ingresos, lo que se traduce en automático en que no va a haber envíos de dinero. Si a eso le agregamos que en nuestro país no existe ayuda gubernamental para sortear la crisis, tenemos un panorama más que difícil.