En la sociedad actual se exige que el trabajo sea un fin y no un medio, en la idea de que en lo que uno trabaja debe generar felicidad
Carlos Olguín
José Carlos Ruíz es, sin duda, uno de mis filósofos actuales preferidos, y quiero compartir con ustedes algunas reflexiones de este pensador de origen español: primero, una sobre el actual premio princesa de Asturias, el norteamericano Michael J. Sandel, que nos dice que hemos pasado de una economía de mercado, donde el mercado era el medio para la producción, el trabajo y un cierto nivel de enriquecimiento, a una sociedad de mercado donde cada vez más se mide la personalidad de alguien por el valor que genera, en la que los estatus sociales están marcados por una sola cosa: lo material que posee cada persona.
En la sociedad actual se exige que el trabajo sea un fin y no un medio, en la idea de que en lo que uno trabaja debe generar felicidad, dejando de lado con ello la idea de los tiempos con los que cuenta el día y la realidad de que en el ocio se puede y debe de construir la felicidad; para eso nos sobran dos tercios del día.
Todo lo queremos rápido, no hay tiempo para esperar, debido a ello la auto exigencia es brutal, por eso tantos padecimientos de ansiedad y depresiones. Las personas no aguantamos la exigencia, no hay tiempo para el ocio. La felicidad no es sólo un tema laboral; los trabajos no necesariamente nos deben hacer felices, para eso tenemos dos tercios de la vida.
Las redes sociales nos pueden llevar a tener una idea equivocada de las circunstancias, pues uno foto en la playa, en el restaurante de moda, en una plaza comercial de lujo, cualquiera puede subirla a redes sociales, porque eso es un instante, sin embargo, debemos de tener consciencia de las circunstancias reales que tenemos a nuestro alrededor. Este aislamiento nos deja como enseñanza cuáles son las circunstancias reales, y no es que debamos resignarnos a ellas, pero tener consciencia de ese detalle puede alivianar mucho una carga pesada.
Para usar las redes sociales debemos de tener un pensamiento crítico. La OMS recomienda que los niños y niñas de entre 2 y 5 años usen como máximo 1 hora al día. Pese a ello, en lugar de eso vemos que la realidad es que pasan mucho más tiempo, lo que deja efectos cognitivos, físicos, psicológicos y sociales en su desarrollo; sin dejar beneficio alguno.
Debemos aprender a diferenciar qué es lo que podemos controlar y qué es lo que no. De ello dependerá mucha de nuestra felicidad. En esto, los estoicos, nos dicen que nuestros pensamientos, nuestras opiniones, los conocimientos adquiridos, lo que los demás piensan de nosotros, sus afectos, y la naturaleza no depende de nosotros, esto amerita una profunda reflexión casuística, pero libera mucho dolor y decepciones.
El pensamiento crítico aparece en los momentos más difíciles de nuestras vidas, por eso debe de desarrollarse en el día a día, aunque la mayoría del tiempo no lo hagamos y le demos más importancia a sentir que pensar.
El pensamiento crítico viene de aprender a preguntar, y estimular la capacidad de asombro, de cuestionarnos la realidad y nuestro entorno; de observar, en lugar de mirar.
Sin duda que aprendemos más de los errores y de las tristezas que de los aciertos y las alegrías. La adversidad educa más que la fiesta, pero no son las mismas las armas con las que contamos para enfrentar la adversidad, por eso debemos prepararnos en el pensamiento crítico, y no sólo nosotros, también lo debemos incentivar en las personas que nos rodean y con ello, lograr una vida con mayor plenitud.