No es necesario ir Corea del Sur o Singapur para notar cómo, entre más información tengamos, menores riesgos colectivos de infección tendremos
Claudio Sarmiento
La información salva vidas. Esto ha probado ser cierto ante las tomas de decisión frente a la pandemia del COVID-19, tanto a nivel estado como a nivel personal. No es necesario irnos tan lejos como Corea del Sur o Singapur para notar cómo, entre más información tengamos, menores riesgos colectivos de infección tendremos. ¿Nosotros, sabemos lo suficiente?
El COVID-19 ha develado la importancia de que los gobiernos comuniquen información de utilidad de manera verídica, inmediata y efectiva. El estado de Querétaro ha realizado una labor loable en producir boletines e infográficos diarios sobre la progresión de la pandemia por Twitter. ¿Por qué no hacer lo mismo con otros temas de interés público, como la movilidad, el crecimiento urbano, el desempleo, la pobreza, etc.? ¿Por qué no hacerlo a través de un portal en línea tan amigable como Facebook y a través de módulos de información físicos?
Al igual que el virus, la riqueza pública se contagia fácil y inequitativamente; basta con seguir el dinero de nuestros impuestos. Idealmente, contribuiríamos con el erario público con el mismo ahínco con el que nos lavamos las manos y usamos cubrebocas: porque es por el beneficio de todos. Si bien muchos entendemos cómo se transmite el coronavirus, muy pocos sabemos cómo se bajan recursos, se licitan, se priorizan obras y programas. Incluso, pocos sabemos quiénes son nuestros representantes locales, qué decisiones toman, cómo contactarlos.
De acuerdo con la CEPAL, un Estado Abierto debe ser transparente, mutidireccional, colaborativo y participativo. De modo que necesitamos que nuestros gobiernos no sólo informe, sino establezca canales de comunicación atractivos para la ciudadanía. Estos canales deben expandirse a todos los temas de gobernanza de la ciudad. Se requiere que los datos que se produzcan con recursos públicos no sólo sean de libre acceso, sino que se le invite a organizaciones civiles, universidades y particulares a participar en su uso.
De acuerdo con el índice de gobernanza de la estrategia Q500 y subñindice de gobierno del reciente Índice de Competitividad Estatal, existe el potencial de un buen gobierno; nos falta más información sobre cómo se está aprovechando.
GCS