Andrés Manuel López Obrador ya no quiere hablar de los actuales y graves problemas en el país: pandemia de coronavirus, crisis económica…
Arturo Cerda Díaz
Para el Presidente de la república parece haber acabado 2020 y todas sus vicisitudes.
Andrés Manuel López Obrador ya no quiere hablar de los actuales y graves problemas en el país: pandemia de coronavirus, crisis económica, creciente violencia e inseguridad. A un año de las votaciones, se ha instalado ya en la contienda electoral.
En vez de asumir el papel de dirigente del país y conducir toda la estrategia para verdaderamente “domar” los contagios de coronavirus, de mostrar real pena por la pérdida de vidas y preocupación por la disminución del empleo, en los últimos días prefirió darle espacio a una inverosímil filtración del “malévolo plan” para arrebatarle el poder el próximo año y a una serie de “recomendaciones” para enfrentar de manera personal el riesgo latente de enfermar de COVID19.
“La Boa” no tiene nada que no sea público y obvio. Es un resumen de personas y sectores que han criticado la gestión de López Obrador. Para darle dramatismo, los papeles tienen un sello de agua que advierte “confidencial”.
El decálogo son meros consejos para que la gente se construya su escudo contra el Sars-cov2. Incluye comer sano y tomar el camino espiritual, casi como infomercial de televisión.
Confía en que todos ya aprendimos los protocolos de higiene implantados a nivel mundial, uno de los cuales de mucha trascendencia, el uso de tapabocas, el presidente se siega a utilizar y por ende muchos a su alrededor lo dejan guardado para no desentonar.
Ya como remate, mostró indignación por la invitación que le hicieron al youtubero Chumel Torres para participar en un foro antidiscriminación. Consideró el hecho tan grave como pedir a un torturador opinar sobre derechos humanos. En el pleito está involucrada la esposa del presidente por la manera en que Chumel se refirió al hijo del matrimonio López-Gutiérrez.
Les concedo razón en que la dignidad de un menor debe ser respetada, sin duda. Pero eso no explica ni justifica que el Presidente de la República desconozca la existencia y labor de un organismo como la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación y considerar que es una instancia innecesaria.
Con todo respeto, a Andrés Manuel López Obrador lo único que le interesa es que dejemos de hablar de los temas que hoy más nos preocupan, que se salve quién pueda y seguir en campaña para mantener su proyecto de país.
MT