La última semana en Colombia fue el detonante de una serie de acontecimientos que hacen posible que el nombre del país
Pedro Jáuregui
La última semana en Colombia fue el detonante de una serie de acontecimientos que hacen posible que el nombre del país, de ahora en adelante sea Locombia, donde cualquier cosa puede suceder.
Los líderes sociales asesinados, en lo que va del año pasaron de 100, o sea más de 20 por mes, mientras que el desfalco de los dineros del estado por parte de los gobernantes regionales va en aumento sin importarles que la población, entre ellos niños, mueran de desnutrición y sus padres caen víctimas del Covid-19.
En ese frenesí de irregularidades, la brecha entre los que nada tienen o tienen muy poco y los que les sobra se amplió mientras que el Gobierno sigue entregando recursos a las entidades bancarias en lugar de otorgarlos de manera directa a las medianas y pequeñas empresas, que son los principales afectados por la pandemia, en condiciones menos onerosas.
Así mismo los representantes del partido del presidente Iván Duque tratan de liberar a un exministro de sus toldas que entregó recursos para el sector agropecuario destinados a los que cultivan la tierra y se los entregó a los terratenientes, porque según él, no sabía a quiénes estaba favoreciendo, cuando era sabido de todos que estas personas habían aportado para la campaña presidencial.
La gota que parece estar rebosando la copa parece ser el nombramiento de un hijo de un excomandante del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), que operaba en los departamentos del Caribe, como La Guajira, Atlántico, Cesar y Magdalena, al frente la dirección de Víctimas del Ministerio del Interior,
El nombramiento, que se habría dado la semana pasada, pero que solo hasta ahora se conoció fue considerado como una afrenta para las víctimas, mientras otros señalaron que se podría considerar como una torpeza o una provocación.
El panorama para Cúcuta, la capital de departamento más cercano a Venezuela, es complicado. Oriundos del vecino país se tomaron las principales vías para robar, saquear locales y drogarse ante la impotencia de la ciudadanía.