La imagen de Michael Robinson inundó las redes sociales el día de su fallecimiento, millones lo recordaron
Francisco Pérez
Michael Robinson se fue el 28 de abril de 2020. Dejó de existir la persona, aquel que siendo oriundo de una tierra de habla inglesa y gaélica, enriqueció el español con originalidad, creatividad y conocimiento.
La imagen de Michael inundó las redes sociales el día de su fallecimiento, millones lo recordaron. En España, su patria adoptiva, le rindieron merecidos honores a quien les endulzó el oído durante años, a quien les recordaba el futbol antiguo. Esa es la imagen de Michael Robinson, con su muerte sentí que otra vez moría un poco el futbol viejo. Digo ‘otra vez’ porque parece que muere todos los días.
Michael es por muchas razones una imagen del futbol que añoramos los más nostálgicos, nació en Irlanda: entre cerveza, whisky y campos verdes para jugar futbol. Jugó y brilló en el Liverpool, probablemente el equipo con más mística del mundo, le ganó una Champions a la Roma en 1984. Jugó en el Osasuna, uno de los equipos más románticos de España, con su famoso campo el Sadar.
De todo lo que leí el día de su partida me llamó la atención que la mayoría lo catalogaban como un caballero, una persona respetuosa, con personalidad, con presencia. No es fácil ser caballeroso dentro de los medios hoy, tendría que serlo pero no recuerdo a muchos que puedan entrar en la categoría en México, España, Argentina. Michael parecía ser una de esas personas que no tiene malos comentarios contra nadie pero con una fina sutileza desnuda vicios y virtudes.
Michael Robinson se llevó algo del futbol antiguo, algo de la vieja escuela de zapatos negros, pantalones muy cortos y jugadores humanos, de los que sangraban y se tomaban una cerveza en el tercer tiempo. Gracias, Michael, porque tu informe me hizo conocer otro lado de la comunicación y el deporte. Gracias porque le diste gloria al Liverpool y al futbol, y a la televisión, la prensa y la radio. Gracias porque fuiste algo de lo que yo quiero ser en la vida.
La biografía de Ferenc Puskas termina con una frase hermosa: ‘Al final, Dios lo quiera, solo seré un anciano al que le gusta el futbol’. No tuve la fortuna de asimilar de forma más profunda la vida ‘Pancho’ Puskas, pero sí la de Michael Robinson y él me recordaba esa definitiva frase de Puskas. Al final es lo que yo también deseo para mi vida.