Hay un nuevo orden petrolero mundial donde 3 grandes serán los que en adelante establezcan las reglas mundiales del juego: E.U.A., Rusia y Arabia Saudita
Abel Mejía
“Mi fórmula para el éxito es levántate temprano, trabaja hasta tarde, y encuentra petróleo” – John Paul Getty-
Durante muchos años, hasta donde puedo recordar, la humanidad ha considerado que el petróleo es el oro negro y una de los recursos naturales más valiosos de este planeta. Cuando hace algunos días los precios de algunas mezclas, particularmente del referente West Texas, cotizaron en cerca de cero o en valores negativos, esta premisa fue por primera vez cuestionada duramente y no es claro cuál será el avenir para la industria petrolera y para los países productores de crudo.
La crisis actual del petróleo es sin precedente y resulta básicamente de dos situaciones: (i) una fortísima caída en la demanda derivada del congelamiento de la actividad económica por la Pandemia del COVID-19, siendo que la demanda en algún punto del primer trimestre de 2020 bajo en más de 6 millones de barriles por día; y (ii) una guerra de precios desatada entre Arabia Saudita y Rusia, los números dos y tres de la producción mundial. Es claro que los precios no se quedarán para siempre en estos niveles extremos, pero lo que no es claro es hasta qué nivel se recuperarán y si la industria del petróleo volverá a ser lo que era.
Creo que hay varias lecciones/teorías que se pueden derivar de estos acontecimientos, he aquí algunas de ellas. Uno, hay un nuevo orden petrolero mundial donde 3 grandes serán los que en adelante establezcan las reglas mundiales del juego: E.U.A., Rusia y Arabia Saudita. Entre estos tres en gran parte generaron la crisis, con un exceso de producción, y la –medio- estabilizaron a través del acuerdo de reducción de producción a nivel de OPEC+ que empujaron. Dos, la perspectiva de los E.U.A. sobre los precios de petróleo ha cambiado radicalmente al paso de los años, siendo que pasó de ser el mayor importador al mayor exportador y que ahora tiene un interés neto en mantener precios de petróleo moderados y estables, contrario a años pasados donde su preocupación era mantener los precios a la baja.
Tres, países como México que en algún momento fueron potencias productoras de crudo, pero que ahora tienen producciones venidas a menos y con costos altos, deben reconocer su nueva realidad donde serán espectadores de la industria y cada vez tendrán más dificultad para conservar su “market share” y ser rentables. Basta ver que ahora, tal vez quizá como represalia a la posición intransigente y absurda de la Secretaría de Energía Rocío Nahle en los acuerdos de OPEC, Arabia Saudita y Rusia nos han comido parte del mercado que teníamos en Asia y en E.U.A. y no hemos podido hacer nada. Cuatro, países que dependían fuertemente en sus ingresos petroleros para sostener el gasto público, como oooootra vez lo es México, deberán reorientar sus políticas públicas y empezar un largo y sufrido camino para poco a poco ir adelgazando a sus entes públicos productores de petróleo y buscar/generar fuentes de financiamiento alternativas. Quizá es este último punto el que es de más relevancia para México, donde en la última década estos ingresos han llegado a representar hasta 44% de los ingresos del gobierno, pero para este 2020 probablemente aporten solo alrededor del 10% de los mismos por la caída del precio de la mezcla mexicana (aproximadamente a 7 dólares actualmente) y de la producción petrolera nacional (algo menos de 2 millones de barriles diarios en el mejor de los casos).
Ojalá nuestros líderes reconozcan esta nueva situación y enderecen el timón del barco en lugar de ensimismarse y entercarse con posiciones ideológicas trasnochadas. Te invito a seguirme en @MrMejiaCosenza, espero tus comentarios.