Dada la parálisis de muchas actividades económicas y el confinamiento, la demanda de gasolina se desplomó al no utilizarse los automóviles ni los aviones
Alejandro Gutiérrez Balboa
Tres consecuencias indeseables de la pandemia del coronavirus se esparcen por el mundo: la recesión de las economías de los países, el protagonismo chino de última hora y el desplome de los precios del petróleo a niveles históricamente nunca antes vistos.
El confinamiento obligado en casi todos los países está impactando duramente en sus economías y en el empleo. Los peores días aún están por llegar.
Los chinos han iniciado una estrategia agresiva para mostrarse como un país solidario y todos los días envían ayuda a distintos países europeos mientras éstos mantienen cerradas sus fronteras entre sí. Es claro el acompañamiento de una narrativa favorable hacia las acciones chinas presentándola como un país cooperativo e indispensable en la lucha contra el virus. Se pasa por alto la ayuda de los países europeos a China al inicio de la epidemia.
Esta estrategia enfrenta la oposición norteamericana, la inglesa, la francesa y la alemana, países que discreta pero firmemente están demandando transparencia en la información real de lo ocurrido en Wuhan y que el gobierno chino ha ocultado. Un diario alemán incluso demandó a China el pago de 149 billones de euros como compensación por los daños provocados en el comercio, turismo, vuelos y empleo en Alemania, provocando la furia china. Cada vez más se demanda la aclaración de China respecto del verdadero origen de la epidemia, sospechándose de una fuga en un laboratorio experimental.
Dada la parálisis de muchas actividades económicas y el confinamiento, la demanda de gasolina se desplomó al no utilizarse los automóviles ni los aviones. Los países tienen un sobrante de combustible almacenado y no están comprando más, lo cual hizo caer el precio, fenómeno detonado por la guerra económica de un mes entre Rusia y Arabia Saudita. Finalmente se dio la reunión de la OPEP e invitados de la semana pasada en la que se alcanzó el acuerdo de reducir la producción para así poder incrementar algo los precios.
El desplome observado es inédito: menos de un dólar por barril. Así a nadie le conviene producir y el problema no se arreglará pronto… En los próximos días veremos una muy ligera recuperación pero los precios no subirán de manera significativa antes de tres meses.