La disponibilidad de materiales ha sido una enorme diferencia en las estrategias para contener al coronavirus en los países
Carlos Olguín
Mientras que países como Taiwán, que tiene 322 infectados al día de hoy y acumula solo cinco muertes, Hong Kong reporta 683 personas con la enfermedad y cuatro muertes; Singapur, 879 infectados y tres muertos; Japón, mil 953 y 56 muertos. Esta situación es contraria a la de Francia, que tiene 44 mil 450 infectados y 3 mil 24 muertos; Alemania con 57 mil 298 infectados y 455 muertos; Italia, 101 mil 739 infectados y 11 mil 591 muertos; España, 85 mil 195 y 7 mil 340 muertos; EUA, 140 mil 904 infectados y 2 mil 405 muertos; finalmente México con 848 infectados y 16 muertos hasta este último día de marzo 2020 con información de la OMS.
Estos datos son posibles gracias a la cultura de disciplina milenaria en Asia, y a poner la colectividad sobre el individualismo como en occidente. Asia demuestra también que la tecnología es más efectiva que el aislamiento y el cierre de fronteras, pues los dos millones de cámaras que dispone China y que son capaces de medir temperatura temporal, la invasión a la esfera de la vida privada que permite al régimen chino saber que personas iban cercanas a alguien con calentura para que se presenten a diagnóstico clínico, o la supervisión con drones del aislamiento, han sido más efectivos que exterminar los negocios y el turismo.
La disponibilidad de materiales también ha sido una enorme diferencia, pues en México apenas empieza la etapa fuerte y no se puede conseguir por ningún lado alcohol, mascarillas, tapabocas, guantes quirúrgicos o desinfectantes en aerosol. Vamos, ni para los médicos, hasta termómetros escasean en nuestro territorio y, si los llegas a encontrar tienes que estar dispuesto a pagar su peso en oro.
De qué ha servido cerrar plazas, restaurantes y comercios, si los más vulnerables se siguen aglomerando en los camiones o en las estaciones del Metro. Cómo impulsar la sana distancia ahí, en esa realidad, donde se ven una o dos mascarillas que no cumplen los requisitos para no dejar pasar el virus.
México, entre tanto, llega con recortes casi criminales a la salud y ni que decir de ciencia y tecnología tan necesaria para producir ensayos clínicos de posibles vacunas. Vamos, llega con menos hospitales y camas que Nueva York, que tiene menos de 1/6 de la población de nuestro país, y ya se declararon superados.
Nulas acciones de apoyo a la gente, con megaproyectos que resultan más inoportunos que nunca y que se han declarado intocables; con millones y millones de mexicanos y mexicanas pobres, las posibilidades de una cuarentena para mas de 50 millones de mexicanos es un lujo que no pueden darse. Sin alcohol, sin tapabocas, sin nada que nos cuide más que una fe inquebrantable, tréboles y estampillas religiosas, porque no hay Gobierno que haga frente a la contingencia.
