Para poner más de cerca la lupa, me refiero a la interculturalidad que emana de las comunidades indígenas
Sergio Arellano
Estimada o estimado lector, este día quisiera aprovechar para comentar un tema que va adherido a nuestras raíces. Para poner más de cerca la lupa, me refiero a la interculturalidad que emana de las comunidades indígenas, cuya organización interna en lo político, social y económico depende únicamente de ellos.
La intromisión de los gobiernos debe limitarse a una intervención resolutiva cuando se vean agraviados los derechos humanos. En este orden de ideas, quisiera transcribir mi experiencia en uno de los lugares más importantes para el indigenismo: Guatemala.
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de estar en Chichicastenango, un poblado que abraza a uno de los mercados artesanales más grandes y coloridos de Latinoamérica.
Me parece una experiencia inolvidable vivir las tradiciones, costumbres, rituales; observar la realización de productos hechos a mano, el detalle en la manufactura textil o la dedicación en cada tallado de esculturas.
Cuando uno lo traslada al ámbito legal, vemos que tenemos mucho por hacer. Lo que realmente me asombra es que dentro de la ciudad capital se admite una pertenencia, se enorgullecen de sus orígenes, los nombres de los pueblos no cambian y adaptan las medidas necesarias para instaurar un solo tejido social; sin divisiones, clasismo u omisión de los elementos que les generan identidad.
Considero que México ha olvidado la diversidad cultural –a pesar de ser una de las naciones con mayor riqueza, historia y herencia indígena– al instante de juzgar, legislar o proponer políticas públicas en este sentido. Solo por mencionar algunas acciones, quedan pendientes los apoyos en cuanto al comercio autosustentable, la difusión de las lenguas originarias, la promoción de sus creencias, la inclusión en las decisiones de los gobiernos, el respeto al momento de construir infraestructura cercana a sus asentamientos, la dureza para las medidas de no discriminación y la inclusión de material didáctico en las escuelas para conocer a grandes rasgos su cultura.
Si existe un punto cardinal en la vida de todos nosotros, es no olvidar a dónde vamos ni de dónde venimos.