Los grupos delictivos se han infiltrado en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal, conocida como el ‘Cártel de los Soles’
Alejandro Gutiérrez
L a Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, dependiente de la ONU, acaba de publicar su informe 2019, en el que denuncia los vínculos del Gobierno venezolano de Nicolás Maduro con el narcotráfico.
El informe establece que los grupos delictivos organizados han transportado grandes cantidades de drogas ilícitas a Europa y Estados Unidos desde Colombia, pasando por Venezuela, y que en este país los grupos delictivos se han infiltrado en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal, conocida como el ‘Cártel de los Soles’, que facilita la entrada y salida de drogas.
Este cártel estaría integrado por altos mandos de las fuerzas armadas venezolanas, preponderantemente del Ejército y la Guardia Nacional de ese país.
Trabajan directamente y también cobran a terceros una cuota por permitirles trabajar en actividades como narcotráfico en gran escala, abastecimiento del narcotráfico a escala nacional, contrabando de gasolina, extracción ilegal de minerales irregular, que incluye venta internacional de oro; explotación de madera, reventa de productos regulados, así como tráfico de armas y municiones en el sistema carcelario.
Por si fuera poco, controlan a la petrolera estatal PDVSA.
El líder histórico de ese cártel es Diosdado Cabello, número dos del régimen, y tiene como asociados a la esposa de Maduro, así como a su hijo Walter Jacobo Gavidia, de acuerdo con lo señalado por dos sobrinos de Maduro detenidos en Haití, acusados de conspirar para introducir cocaína a Estados Unidos en noviembre de 2015 y que fueron sentenciados a 18 años de prisión.
Cabello ha sido señalado de recibir al menos medio millón de dólares de los 24 comandantes militares estatales de su país, que controlan las actividades ilícitas en cada entidad.
Ya ha sido señalado y sancionado en Estados Unidos por narcotráfico y en Europa por los atentados del Gobierno a los derechos humanos de su población.
Las fuerzas armadas venezolanas fueron hábilmente corrompidas desde tiempos de Hugo Chávez y actualmente son no solamente los instrumentos de los principales ingresos ilícitos del Gobierno, gracias a los cuales ha logrado sobrevivir, sino el principal y único soporte de la tiranía chavista-madurista. Como herramienta de control, difícilmente saldrá de ellas un salvador