En la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la vivienda adecuada fue reconocida como uno de los derechos humanos para obtener un nivel de vida apropiado
Lucía Martín López
Posteriormente, y con el objetivo de crear un marco común universal ONU-Hábitat, definió la vivienda adecuada no sólo como cuatro paredes y un techo, si no que esta ha de cumplir con siete características: seguridad en la tenencia; disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura; asequibilidad; habitabilidad; accesibilidad; ubicación; y adecuación cultural.
Revisando estas características surge la pregunta, ¿hasta qué punto vive uno en una vivienda adecuada? Nuestro amigo Juan cuenta que antes rentaba a través de un contrato legal una vivienda de precio económico, con buena iluminación y ventilación, a las afueras de Querétaro. Esta estaba dotada de agua potable, instalaciones sanitarias y energía suficiente, aunque muchas veces no se contaba con esta última durante algunos días, dificultando la conservación de alimentos.
Por suerte Juan no padece ninguna discapacidad, así que la escalera para subir a las recámaras no suponía una barrera de accesibilidad. Pero la ubicación sí implicaba un cuestionamiento en términos de adecuación ya que semanalmente debía recorer en coche un promedio de 660 km para asistir al trabajo en el centro, ir al supermercado y llevar a sus hijos al colegio más cercano.
A raíz de esto se acaba de cambiar de casa, de modo que su problema de ubicación se ha eliminado ya que ahora sólo recorren 55 km semanales caminando.
Con el cambio, mantuvieron su seguridad en la tenencia y la disponibilidad de servicios y la accesibilidad mejoró, pero ahora su renta implica un gasto mayor al 30 por ciento de su ingreso y la vivienda tiene peor iluminación y ventilación.
Esta es una problemática común para los queretanos. Si uno apuesta por la intravivienda, esta no es asequible, y si se declina por la vivienda de extrarradio, esta no dispone de los servicios suficientes. Ante esta dualidad vale la pena cuestionar, cómo es la vivienda y el tejido urbano por los que está apostando Querétaro y si son adecuados a todos los niveles.