Uno de los eslóganes que llevó a la presidencia a Morena de la mano de AMLO se basó en un discurso de empatía con la gente
Carlos Olguín
Escuchó el hartazgo de la corrupción, de la desigualdad, de los lujos, de los excesos de los funcionarios y los oídos sordos a las problemáticas sociales.
Todo parecía que esta sería la dinámica que marcaría el sexenio, pues la línea de comunicación que se hace a diario desde el pulpito presidencial, da la oportunidad para que se tomen los temas que al “pueblo” le interesan como lo es en días recientes el tema de los feminicidios y la creciente crisis en materia de salud.
Sobre la violencia de género, en sus múltiples manifestaciones, el feminicidio fue declarado un problema con proporciones de epidemia de acuerdo con la OMS. El organismo encontró en un estudio realizado en 2013 que, en 80 países, el 35 por ciento de mujeres ha recibido algún tipo de agresión física o sexual, perpetrada por su pareja en la mayoría de los casos.
La violencia es la principal causa de muerte entre las mujeres de 15 y 44 años de edad, más que cualquier enfermedad. Uno de cada cinco días de trabajo que pierden las mujeres es a causa de violencia familiar. Muchos son los datos que nos hablan de este malestar magnificado por el caso de Fátima en estos días dentro de nuestro país, pero que genuinamente requiere una política integral para detener este malestar social que se ha reproducido en el mundo.
Ante este malestar que ha tomado las calles del país en los últimos días, el encargado de remediarlo ha dicho que no quiere que le quiten la atención de la rifa del avión presidencial, esta falta de empatía se ha reflejado en sus niveles de popularidad y refleja la mezquindad con los temas de los que él no quiere que se hablen, pero que aquejan a los más desprotegidos que juro defender.
El tema de salud que va de mal en peor es otro de los temas que no quiere que se hable, que corre al director del hospital de neurología, pero que la respuesta está en sus políticas de improvisación, que tiene contra las cuerdas a las asociaciones de ayuda como FUCAM, que ha suspendido la ayuda a mujeres con cáncer de mama y a las personas con VIH.
Miles de personas en el país están esperando que se cumpla la promesa de campaña, primero los pobres. El panorama no luce nada alentador