Pedro L. Jáuregui
Se dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni sordo que el qué no quiere oír ni aceptar que Colombia sigue en guerra, especialmente en la frontera de Norte de Santander (Colombia) y el estado Táchira (Venezuela).
La ceguera de las autoridades por no querer aceptar que el conflicto que se vivía en la zona rural se estaba desplazando a Cúcuta, la capital del Norte de Santander, facilitó los ataques terroristas que se han observado en los últimos días.
Norte de Santander, el cordón umbilical para el transporte de droga procedente de la zona del Catatumbo en su ruta a Venezuela, donde las corruptas autoridades del vecino país obtienen sus principales ingresos con este comercio.
La osadía de algunos encapuchados, probablemente procedentes de Venezuela, de intentar ingresar en algunas unidades residenciales con guardia de Villa del Rosario, población ubicada sobre la frontera, hizo que los habitantes de las mismas se armaran para evitar la invasión, lo que hace pensar que la sangre puede correr porque están en riesgo los patrimonios de familias que no se van a dejar despojar de lo que tanto esfuerzo les ha costado obtener.
La mayoría de los habitantes de los municipios que conforman el Catatumbo están confinados, porque los protagonistas del conflicto los tienen sitiados, en una muestra más del poder que ellos tienen y del desgreño de las autoridades por permitir que ello ocurra y porque en cierta forma es una cortina de humo que impide que la atención del público se centre en la continuación de los asesinatos de los líderes sociales y de los guerrilleros desmovilizados, como también en la cadena de desfalcos tanto en el sector oficial como en el privado y la expedición de leyes que solo favorecen a los más poderosos y permite que la brecha entre pobres y ricos sea cada día más generosas.
En todo este contexto geopolítico, la situación se ha complicado tanto, que los enfrentamientos de los grupos ilegales que residen en Venezuela han provocado el éxodo de la población para el lado colombiano. Pobre frontera.