Raúl D. Lorea
@ArqLorea
¿Qué opina usted sobre compartir su automóvil como una medida más para reducir el tráfico? Cualquier estrategia que contribuya a disminuir la cantidad de automóviles en las calles es bienvenida.
No hace falta revisar estadísticas ni mediciones oficiales para darnos cuenta de que la mayoría de autos llevan un solo pasajero y que los embotellamientos cada vez son más insufribles. Tampoco hace falta ser especialista en tráfico para estar seguros de que compartiendo el automóvil, al menos con otra persona, el tráfico podría reducirse considerablemente ¿podríamos contribuir de esa forma para que tengamos la mitad del tráfico?
En papel, en teoría o en discurso, todo suena bastante bien, pero siendo realistas es difícil contestar la pregunta: ¿de verdad estaría dispuesto a compartir automóvil?
Si ha respondido que sí sin vacilar, le felicito, amable lector, pero a la mayoría podría no resultarnos tan sencillo, al menos de forma inmediata.
Compartir el auto significa un cambio de rutina, compromiso a ser puntuales pues ya está en juego el tiempo de más personas, compartir gastos y tolerar otras formas de conducción distintas a la nuestra. Significa no usar nuestro auto todos los días de la semana. Lo anterior suena de maravilla, pero en la práctica ¿se podría?
La medida de auto compartido representa un cambio total, pero no somos una sociedad que se adapte a los cambios, es más, tendemos a rechazarlos. Vale la pena reflexionar qué es lo que nos obliga a este estilo de vida ‘cochista’. La ciudad dispersa, difusa e insegura. El transporte público ineficiente y un sistema económico que obliga a buscar dos o más fuentes de empleo que casi siempre quedan muy distantes entre sí, una ciudad que no nos proporciona espacios recreativos cerca de casa y que nos obliga, queramos o no, a tener un automóvil por persona, porque tenemos que movernos a varios lugares a lo largo del día.
No pretendo ser pesimista, pues estoy totalmente a favor de una ciudad con menos tráfico y con mayor dominio peatonal, simplemente quiero invitarle a la reflexión. ¿Cómo podríamos comenzar a compartir nuestro automóvil de manera gradual? ¿Estaría dispuesto al cambio de rutina, al menos un día de la semana?