Jurando ante el rey el pasado día 8, el nuevo Gobierno español encabezado por Pedro Sánchez ha iniciado dando cauce a fuerzas radicales que amenazan la unidad, la estabilidad y el futuro del país, yendo en contra de lo que ofreció en su campaña electoral.
Después de haber anunciado su oposición a las autoridades catalanas independentistas, Sánchez se reunió en diciembre con Quim Torra, presidente de la Generalitat catalana, encontrándose en duda la permanencia de este último al no ser reconocido como diputado por el Tribunal Supremo español.
Al no haber obtenido mayoría, el PSOE de Sánchez tuvo que efectuar una serie de alianzas para integrar un Gobierno de coalición y, pese a haber anunciado lo contrario, pactó con el partido ultrarradical de Podemos, llevando como uno de sus vicepresidentes a Pablo Iglesias, que ha sido señalado de recibir dinero sucio del narcotráfico boliviano y venezolano.
La mujer de Iglesias, Irene Montero, por solo la razón de ser su mujer, se convierte en la nueva ministra de Igualdad. Para dejar patente la ‘igualdad’, Montero ha creado un ministerio de solo mujeres y ha anunciado un “ministerio feminista cargado de memoria”.
Este grupo radical ha pretendido implementar en varias escuelas primarias españolas, con la pretensión de generalizarlo a todas, la idea-consigna de que los niños no pertenecen a sus padres y que a su tierna edad pueden “elegir” el género que deseen.
El PSOE de Pedro Sánchez tiene tres líneas: la de Zapatero, que protege y solapa los Gobiernos de Nicolás Maduro en Venezuela, como lo hizo con el de Evo Morales; la del propio Sánchez y la de Felipe González, opuesto a proteger esas tiranías, pero principal factor de lo que ocurre hoy en España.
El último sainete encabezado por el Gobierno de Sánchez fue el de enviar a su ministro de Transportes a entrevistarse con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Madrid, violentando la prohibición que la Unión Europea levantó contra el régimen de Maduro de pisar suelo europeo. El Ministro ha dado seis versiones distintas del encuentro, pero ni con todos sus malabares podrá eludir las sanciones europeas establecidas ni las que adicionalmente le impondrá Donald Trump.