Paul Krugman
Nunca he sido fanático de Davos, esa reunión anual de los ricos y los fatuos. Sin embargo, una virtud de esa suerte de desfile para pavonearse y hacer gala de su arrogancia es que saca lo peor de algunas personas y las lleva a decir cosas que revelan su vileza ante los ojos de todos.
Así sucedió con Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro de Donald Trump. Primero, Mnuchin volvió a afirmar que el recorte fiscal de 2017 se pagará solo, apenas días después de que su propio departamento confirmó que el déficit presupuestal de 2019 superó el billón de dólares, un aumento de 75 por ciento en comparación con lo que se registró en 2016.
Luego desdeñó a Greta Thunberg, la joven activista climática, sugiriéndole que fuera a estudiar economía antes de exigir un alto a las inversiones en los combustibles fósiles.
La arrogancia inmerecida es un sello del Gobierno de Trump, basta ver a Mike Pompeo, el secretario de Estado, afirmar que un respetado reportero de seguridad nacional no podría encontrar Ucrania en un mapa. Entonces, quizá no les sorprenderá saber que Mnuchin estaba diciendo insensateces y que, casi con toda seguridad, Thunberg sabe lo que dice.
Uno solo puede suponer que Mnuchin se quedó dormido en sus clases universitarias de economía. De lo contrario, sabría que todos, y realmente me refiero a todos, los libros de texto importantes de Economía Básica están a favor de la regulación gubernamental o el gravamen de las actividades que contaminen el medioambiente porque, de lo contrario, ni los productores ni los consumidores tienen incentivos para tomar en cuenta el daño ocasionado por esa contaminación.
Además, quemar combustibles fósiles es una enorme fuente de daño ambiental, no solo desde la perspectiva del cambio climático, sino desde la contaminación del aire local, que es un importante riesgo para la salud, y no hacemos lo suficiente para limitarlo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula con regularidad los subsidios mundiales a los combustibles fósiles. En 2017, estimó que estos subsidios ascendían a 5.2 billones de dólares.