Seth Pérez
Durante décadas, los riesgos que daban cuenta los pronósticos eran causados por enemigos, desalmados, violentos, totalitarios, imperialistas, socialistas, etcétera. Este año, los estudios coinciden en que el causante de los mayores riesgos somos todos y cada uno de nosotros con nuestras acciones que impactan al medioambiente, la biodiversidad y los recursos naturales. Si no hay enemigo al cuál vencer, ¿cómo luchar y contra quién debemos unirnos?
De los cinco riesgos que señala el reporte del World Economic Forum (WEF) en la edición 2020, coinciden en impacto y probabilidad de ocurrencia el clima extremo, la falla en las acciones para abatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. El riesgo que más impacto tiene sobre todos es la falla de las acciones para atender el cambio climático que se unen a una falla en la gobernabilidad global, inestabilidad social, migración involuntaria y una crisis de agua y comida. El causante no es un país ni un continente; es un modelo de consumo y trabajo del que formamos parte.
El análisis de la WEF señala que las fuerzas de poder difieren ahora, ya que no es un país o corriente nacionalista la que pone en riesgo a otras, sino acciones individuales que afectan globalmente. El poco crecimiento económico pone de manifiesto que existe una fragilidad social que nace de las desigualdades. Las protestas sociales se manifiestan en todos lados con mayor severidad minando la confianza en los Gobiernos locales y nacionales. Se va perdiendo la esperanza de que algún sistema de salud en el mundo sea eficiente o logre resultados satisfactorios. Los costos aumentan y nuevos problemas deben atenderse como la salud mental.
Los trabajos precarios impulsados en gran parte por el mundo digital, borran las fronteras, pero impacta en las economías locales. Ante la falta de confianza en los Gobiernos, trabajos sin protección social y un sistema de salud en crisis, ayudar al clima parece tarea secundaria, pero ya estamos viviendo las consecuencias y empezamos a pagar los costos. La unidad se difumina en los liderazgos formales, pero carecemos de otros movimientos alternos que convoquen a la acción global, ya que no es tarea de unos, sino labor de todos. ¿Usted qué opina?