Leo Beenhakker llegó a dirigir al América para la temporada 1994-95
Cuentos detrás del balón
Por: Miguel Padilla
Leo Beenhakker llegó a dirigir al América para la temporada 1994-95. Eran torneos largos en ese entonces, con 38 fechas y después la Liguilla. Y realizó una campaña formidable donde brillaba la triple G: “Ganar, Gustar y Golear”.
Dentro del prontuario de averías de ese equipo hubo marcadores que dejaron una huella indeleble en el fino paladar americanista: 4-3 a las Chivas en el Jalisco, 8-1 a Correcaminos, 8-2 al TM Gallos Blancos -ese fue aquí en el Corregidora-; pero con Morelia se ensañó: 7-2 en el Azteca y 6-1 en el Morelos. Como reportero de Reforma me tocó cubrir a ese equipo y estar en todos esos partidos menos uno, el del 8-1 a los tamaulipecos.
Eran los tiempos en que se podía entrar y ver los entrenamientos completos. Ahora casi todo es a puerta cerrada.
En esas prácticas en el Nido de Coapa descubrimos que la cancha dos era un laboratorio de pruebas de Beenhakker.
Y ahí veíamos a Juan Hernández, un defensa lateral de 29 años de edad, tirar centros después del entrenamiento para que los rematara Luis Roberto Alves “Zague” exclusivamente con la cabeza y la pierna derecha, la cual hasta ese entonces sólo le servía para subirse al camión, ya que era un zurdo natural.
Un día se apareció un reportero holandés, del periódico De Telegraaf, para entrevistar a Beenhakker. Cuando don Leo pasaba junto a Jorge Carricart, del Esto, y a mí, nos dijo en su voz españolada -había dirigido al Real Madrid-, “¿Quieren platicar? Pues vengan”.
Nos llevó al comedor de la casa club y los cuatro disfrutamos de un jugo de naranja entre las paredes donde colgaban fotos de los equipos campeones de Liga de las Águilas.
Eso sí, con las grabadoras bien guardadas. “Para mí Juan Hernández tiene rendimiento cero”, disparó el DT sin más preámbulo, “¿por qué? Pues porque se va al ataque y a la hora de centrar la manda para afuera o se la entrega al portero y me deja un hueco en el lateral derecho. Eso no puede ser”.
Pero Beenhakker tenía la solución. “¿Cómo se arregla eso?”, nos dijo, “al final de cada entrenamiento lo pongo a centrar por el extremo 20 veces. Entrenamos cinco veces a la semana, son 100 centros en ese periodo. ¡Ah! Y pongo a ‘Zague’ a rematarlos para que mejore con la cabeza y la pierna derecha”.
Y en efecto, Juan Hernández tuvo la mejor temporada de su carrera, al grado de que fue elegido esa temporada el mejor lateral en una encuesta que hicimos en Reforma entre jugadores de Primera División. ¿Y “Zague”? Empezó a meter goles de cabeza y con la pierna derecha.
De esas y otras cosas estuvimos platicando con Beenhakker durante una hora. Hasta que nos dijo que nada de eso se publicaba:
“Hasta aquí llegamos. Todo esto es ‘off the record’, ¿ok?”.
Y ahí nos dimos cuenta que el reportero holandés no hablaba ni una pizca de castellano, porque se alteró, puso cara de sorpresa y repitió: “¡¿Off the record?!!!”. Pensó que estábamos entrevistando al DT y resultó que no. Don Leo lo calmó diciéndole algo en holandés. Después Beenhakker tuvo una salida tempestuosa del América esa misma temporada.
Lo corrieron de fea manera. De no creerse. Pero ese es otro cuento detrás del balón.