Laura Casados
En anteriores ocasiones, he comentado que los cambios en la mayoría de las veces son la mejor opción, pero también debes prepararte; si no, te agarrará desprevenido y sin herramientas para poderlo enfrentar como la mayoría de las veces nos suele suceder, motivo por el cual nos resistimos tanto al cambio, porque pensamos que será muy complicado cuando en realidad será lo mejor para nosotros.
Un cambio siempre es para bien, pero si no estás preparado, puede que no lo recibas como se espera. Siempre cuando ganas, debes perder algo y creo que esa es una parte muy importante en la vida; debemos saber perder y no tanto porque no lo merezcamos o no hayamos podido, simplemente porque nuestro tiempo de aprendizaje ya quedó listo y es momento de darle vuelta a la página y continuar con nuestro camino.
Pero ¿qué pasa cuando llevamos mucho tiempo en nuestra zona de confort y no nos percatamos de ello? Literalmente nos podemos pasar ahí la vida sintiéndonos seguros y a gusto, pero sin avanzar o dar más de nosotros y ahí es cuando comienzan los verdaderos problemas. La vida se trata de arriesgar y de ganar, de intentar y de tal vez perder algunas batallas durante el camino, pero aprender y prepararte para al final poder ganar la guerra. Como dice la frase de ‘El jorobado de Notre Dame’, la cual fue una de las primeras películas de Disney en incluir la discapacidad: “La vida no es un deporte de mirones. Si pasas el tiempo observando, verás tu vida pasar y tú te quedarás atrás”.
De igual manera nos detiene constante el prestarle demasiada atención al qué dirán de cada una de las decisiones que tomemos en la vida. Considero que para la única persona que esto debe ser relevante es para uno mismo, ya que somos nosotros los que viviremos con la consecuencias de nuestros actos tanto positivas como negativas las 24 horas del día, los 365 días del año, nadie más. Finalmente, ese es uno de los mejores regalos que la vida nos puede dar, el que nadie más puede vivir o sentir por ti. Es algo único e irrepetible. Cada uno de nosotros debemos de hacernos cargo del guion de nuestra historia y ser nosotros los que decidamos qué escena seguirá después, ya que los límites no están en los otros, sino en uno mismo.