David Brooks
Donald Trump es impulsivo, ignorante, narcisista e intelectualmente deshonesto. Por eso se podría asumir que quienes nos oponemos a su figura haríamos lo posible para demostrar que no somos como él, sino que somos sensatos, maduros, razonables y estamos informados.
Sin embargo, los sucesos de la última semana han demostrado que la cámara de eco anti-Trump se está convirtiendo en un espejo de él: sobreexcitada, descalabrada e incapaz de tener una conversación inteligente acerca de ningún problema complejo de políticas.
Hay un complejo problema de políticas, por ejemplo, en el núcleo del reciente episodio con Irán. No se trata de un país que es poderoso por tener una economía o un Ejército sólidos. Es poderoso porque patrocina milicias en todo Medio Oriente, con las que desestabiliza regímenes y propaga el genocidio y la depuración sectaria. A lo largo de los últimos años, esas milicias, orquestadas por Qasem Soleimani, se han sentido más libres de operar abiertamente con un efecto más destructivo.
No vamos a entrar a destruir las milicias. Entonces, ¿cómo podemos mantenerlas a raya para que no desestabilicen la región? Ese es el problema difícil que Gobiernos anteriores no han logrado resolver.
En Medio Oriente, y donde sea que existan conflictos prolongados, las naciones tienen una manera de abordar este problema. Usan la violencia como forma de comunicación. Un país que trata de mantener el orden asesinará a un líder terrorista o destruirá una sede para el terrorismo. Estos ataques quieren decir: “Oigan, sabemos que estamos en un conflicto a largo plazo, pero que no se nos salga de las manos. Eso no forma parte de los intereses de ninguna de las partes”.
El ataque es una manera de hacerse del control del proceso de intensificación y de establecer un límite.
Este tipo de operativos tienen riesgos y recompensas. Un riesgo es que la intensificación no termine ahí, sino que se acelere. Los radicales del otro bando se enfurecerán y saldrán a las calles. Sus líderes tendrán que calmar esa furia. Una recompensa es que quizá se frene la intensificación.