El agitado final del 2019 muy seguramente continuará en Colombia en el nuevo año más temprano de lo que se puede imaginar
Pedro Jáuregui
La insatisfacción no parece ser pasajera y creer que la temporada de fin de año, calmó las turbulentas aguas es una ingenuidad.
El precario aumento del salario mínimo, va en contravía del aumento de los salarios de los congresistas y de la cascada de impuestos que se avecina. A lo anterior se suma la falta de autoridad en buena parte del territorio, el uso excesivo en otras partes o la negligencia de la misma.
La muerte de los esposos antropólogos Natalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, sirvió para dejar en claro que hay territorios dominados por fuerzas ilegales que no solo manejan el tráfico de drogas si no que castigan a los que cometen acciones que llaman la atención general.
No es un misterio en muchas regiones reina la ley del silencio impuesta por los ilegales.
Natalia y Rodrigo fueron asesinados por un grupo de antisociales de bajo nivel quienes tras robarles el vehículo en que se movilizaran optaron por asesinarlos lo que motivo la reacción del grupo ilegal más conocido como ‘Autodefensas conquistadores de la Sierra Nevada’ que no solo negaron la autoría de los homicidios sino que ayudaron a capturar a los culpables y mataron al responsable.
Pero hubo otro hecho que dejo al descubierto la ineptitud e ineficacia del aparato policial, tras el asesinato en Cali del fiscal 96 contra el crimen organizado Alcibíades Libreros, que pese a la peligrosa tarea que realizaba no tenía esquema de seguridad o un transporte blindado.
Y si le agregamos la aparición en el último mes de una buena cantidad de fosas de ‘falsos positivos’ en diferentes regiones que podrían entregar un número desconocido de víctimas más el aumento de los asesinatos de líderes sociales en los últimos días aumenta el sentimiento de frustración colectiva que embarga a los colombianos lo que es un fuerte indicador del comportamiento social y político que se avecina, que pronostica tormentas, rayos y centellas.