Esta fue apenas la tercera vez en la historia de los EUA en que este proceso se formaliza
Abel Mejía
No hay plazo que no se cumpla y a la iglesita de Trump ya le llegó su fiestecita (o tormentita). Esto, porque este miércoles 18 se llevó a cabo la primera fase para el tema del ‘impeachment’.
Esta fue apenas la tercera vez en la historia de los EUA en que este proceso se formaliza. Las otras dos ocasiones fueron cuando los presidentes demócratas Andrew Johnson y Bill Clinton fueron sujetos al proceso y, al final del día, ambos fueron absueltos.
En esta ocasión, los demócratas, quienes controlan la Cámara Baja del Congreso, iniciaron el proceso con base en dos puntos, que se llaman ‘Articles of Impeachment’. El primer punto lo acusa de abuso de poder derivado de las acciones que realizó para presionar al Gobierno de Ucrania a asistirlo en su esfuerzo de reelección. El segundo punto lo acusa de obstrucción de justicia derivado de las acciones que realizó para entorpecer los esfuerzos de investigación del Congreso sobre su conducta como presidente.
Es importante aclarar que este proceso de destitución tiene dos etapas. La primera es que en la Cámara Baja, ahora controlada por los demócratas, se vota para ver si es procedente el juicio o no. La segunda es en la Cámara Alta, ahora controlada por los republicanos, donde se lleva a cabo el juicio y se determina si el presidente es culpable de los cargos que se le imputan. La primera ya está en marcha, pues la Cámara de Diputados votó a favor de instaurar el proceso. En la segunda etapa, con la mayoría republicana en el Senado, parece que la resolución irá en el sentido de absolver al presidente Trump.
Lo que no es tan claro es el efecto de este proceso en el legado del presidente y en las próximas elecciones. Trump se ha mostrado particularmente molesto con el tema, pues, aunque las matemáticas indican que al final del día será absuelto, le preocupa que su nombre se asocie para siempre a los desafortunados presidentes impugnados. En el tema electoral, la incertidumbre es aún mayor. Hay voces que apuestan a que los votantes moderados, al ver las pruebas de las presuntas conductas ilegales del presidente, voten por un demócrata. Hay otras voces que apuestan a que el proceso, al considerar que los demócratas están tergiversándolo, activará a la población antidemócrata, que saldrá a votar en mayores números beneficiando al presidente. Al tiempo veremos qué pasa.