La semana siguiente estaremos en una de las celebraciones más mexicanas que existen: las posadas, un festejo muy tradicional y que se sigue celebrando en todo el territorio nacional
Francisco Pájaro
La semana siguiente estaremos en una de las celebraciones más mexicanas que existen: las posadas, un festejo muy tradicional y que se sigue celebrando en todo el territorio nacional y más allá de nuestras fronteras, en donde la esencia misma son dos elementos, el recuerdo del nacimiento de Jesucristo y la convivencia y la unión familiar.
Las posadas se remontan a lo que realizó el agustino fray Diego Soria, quien obtuvo del papa Sixto V las correspondientes indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la celebración de la navidad.
Ya en el siglo XVIII, la celebración, aunque no dejó de realizarse en las iglesias, pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, y la música religiosa fue sustituida por el canto popular, un canto que actualmente es el que se entona en casi todas las celebraciones de las posadas.
La finalidad de los frailes evangelizadores era facilitar la conversión de los conquistados, realizando representaciones del peregrinar de la Virgen María y de San José y su salida de Nazaret en camino a Belén para empadronarse en el censo ordenado por César Augusto y, posteriormente, el nacimiento de Jesucristo, hijo de Dios.
Estas representaciones se conforman de nueve posadas, que inician el 16 de diciembre, y consisten en solicitar alojamiento en ese simbólico camino a Belén hasta el 24 de diciembre, víspera del nacimiento de Jesús.
En nuestra ciudad de San Juan del Río, por muchos años eran tradicionales las posadas en los atrios de las iglesias o dentro de ellas, participaban los niños y las familias en esta celebración navideña.
Sin embargo, en los años de 1957 – 1958 se inician las celebraciones en el exterior de los lugares mencionados y con la iniciativa del padre Manuel Pérez Esquivel las tradicionales posadas se comienzan a realizar en las calles del Centro Histórico de la ciudad, convirtiéndose en espacios de bullicio y de convivencia, sobre todo por la gran participación de las personas que viven en las calles en donde se celebran.
Las calles de Mina, Morelos, Pino Suárez, Aquiles Serdán, Carranza, Matamoros, Cuauhtémoc, Abasolo, Ezequiel Montes, Constituyentes, Mariano Jiménez, Corregidora, 2 de abril y algunas otras se convierten en las tardes-noches en un verdadero lugar de fiesta y de alegría para las familias sanjuanenses que se preparan para el nacimiento de Jesucristo.