A un año de Gobierno, tenemos como resultado 100 muertos a diario, la peor cifra de violencia en el país desde que esta se mide
Carlos Olguín
A un año de Gobierno, tenemos como resultado 100 muertos a diario, la peor cifra de violencia en el país desde que esta se mide, hace más de 20 años, y el 0 es el resultado del crecimiento económico.
La inversión privada ha caído un 9.1 por ciento y la pública está por la calle de la amargura con una reducción de más de 15 por ciento, de acuerdo con la organización México
¿Cómo Vamos? no hay obra pública por ninguna lado, todo el dinero está concentrado en el nuevo aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, los tres proyectos envueltos en polémicas de todo tipo, financieras, legales, de viabilidad y hasta de seguridad.
Se prometió una lucha incansable contra la corrupción, y en lugar de ello tenemos 78 por ciento de adjudicaciones directas por parte del Gobierno federal, de acuerdo con datos de Compranet, y el año más opaco de acuerdo al INAI, pues han aumentado 500 por ciento los recursos de revisión por parte de los particulares.
Del mismo modo, Transparencia Mexicana indica que estamos en la época de la pos verdad. Hay mucha información, pero poca transparencia.
Siempre se tienen otros datos, pero que son imposibles de verificar. Tan clara es la intención de acabar con la transparencia que al INAI se le han reducido los recursos de manera extrema.
Para este año pierde, comparado con 2019, 51 millones de pesos 5.5 por ciento de su presupuesto; pasó de mil 500 millones de pesos en 2018 a 800 millones de pesos en 2020. Es una institución incómoda a la que se le apuesta por debilitar y que no gusta al Gobierno central.
El censo del bienestar, las encuestas con las que se decidió cancelar las estancias infantiles, todo lo relacionado con Santa Lucia, Dos Bocas, el padrón de beneficiarios de programas sociales, las ubicaciones de las universidades Benito Juárez… son algunos ejemplos de la total y absoluta falta de transparencia y eso; aquí y en China, es una forma de corrupción.
Estamos en un Gobierno total y absolutamente opaco, renuente a ser medido de cualquier forma y por cualquier institución publica o privada.
Un caso emblemático, fue el nombramiento con un fraude evidenciado de la bancada de Morena en el que desaparecieron dos votos de forma increíble para imponer a quien quería el titular del Ejecutivo al frente de la CNDH.