El sábado, Donald Trump pronunció un discurso ante el Consejo Estadounidense Israelí en el que afirmó que muchos en el público “no son gente agradable en absoluto”
Paul Krugman
El sábado, Donald Trump pronunció un discurso ante el Consejo Estadounidense Israelí en el que afirmó que muchos en el público “no son gente agradable en absoluto”, pero “ustedes tienen que votar por mí”, porque los demócratas les aumentarán los impuestos.
¿Acaso estaba usando el estereotipo antisemita de retratar a los judíos como avaros a los que solo les importa su riqueza? Por supuesto que sí. Tal vez se podrían disculpar sus comentarios si se tratara de un caso aislado, pero de hecho Trump ha hecho esto varias veces, por ejemplo, cuando afirmó en 2015 que los judíos no lo apoyaban, porque él no quiso aceptar su dinero y “ustedes quieren controlar a sus políticos”.
Bueno, a nadie sorprende que la intolerancia de Trump no se limite a los negros ni a los inmigrantes. Sin embargo, lo interesante es que en este cliché antisemita en particular –que los judíos son avaros y su comportamiento político está especialmente motivado por sus intereses financieros– es totalmente erróneo en la práctica. De hecho, los judíos estadounidenses son mucho más liberales de lo que uno podría esperar dada su situación económica.
Esta, por cierto, es una diferencia que comparten con algunos otros grupos, en particular los asiático-estadounidenses. En breve, ahondaré en esto. Primero, hablemos de los antecedentes.
Los dos principales partidos políticos en Estados Unidos son realmente muy distintos en lo que respecta a sus políticas para con los ricos.
El presidente Barack Obama distaba de ser radical, pero, cuando dejó el cargo, la tasa fiscal federal promedio para el 1 por ciento más rico de la población era cinco puntos porcentuales más elevada de lo que había sido con George W. Bush. En 2016, Trump afirmó que no haría lo que siempre hacen los republicanos: recortar los impuestos a los ricos y así destruir la red de seguridad social.
Pero estaba mintiendo. A pesar de lo que a los críticos de derecha les gusta afirmar, en general, es mucho más probable que los estadounidenses de ingresos elevados apoyen al Partido Republicano que otros ciudadanos.
En las elecciones intermedias del año pasado, 52 por ciento del electorado con ingresos de más de 200 mil dólares votó por los republicanos, en comparación con solo 38 por ciento de los electores con ingresos por debajo de los 50 mil dólares.