El diario oficial del Partido Comunista, acusó a la Embajada de Estados Unidos en La Habana de “orientar y financiar los actos de José Daniel Ferrer
Bret Stephens
Dos hombres. Unos 11 mil 909 kilómetros de distancia entre sí. Cada uno encarcelado recientemente. Uno es un disidente desde hace tiempo. El otro es, o era, un hombre apolítico que por casualidad resultó ser un blanco conveniente para un régimen al que le gusta tomar rehenes. Ninguno sabe del otro. Están relacionados de manera indisoluble.
El primer hombre, José Daniel Ferrer, es fundador de la Unión Patriótica de Cuba, la organización disidente más grande de la isla. En 2003, lo sentenciaron a 25 años en prisión por exigir democracia, libertades civiles y amnistía. Cumplió ocho años en condiciones que describió, cuando lo conocí hace algunos años, como una serie de “terrores constantes”.
Indoblegable, regresó a su labor política. El 1 de octubre, él y otros activistas fueron arrestados por agentes de seguridad cubanos. Durante semanas se desconoció su paradero. Después de que por fin permitieron que su esposa lo visitara cinco minutos, ella informó haber visto señales de tortura.
La semana pasada, Granma, el diario oficial del Partido Comunista, acusó a la Embajada de Estados Unidos en La Habana de “orientar y financiar los actos de José Daniel Ferrer, una clara muestra de interferencia en los asuntos internos de Cuba y una instigación abierta a la violencia”.
El segundo hombre vive en Terán, la capital iraní, un diseñador gráfico llamado Ali Alinejad. “El 24 de septiembre, alrededor de siete agentes de la unidad de inteligencia de las Guardias Revolucionarias entraron a su casa y se lo llevaron vendado y esposado, luego confiscaron su celular y su ‘laptop’”, me dijo hace poco Masih Alinejad, su hermana. “Eso lo hicieron en frente de su hija de 11 años”.
Ahora lo están reteniendo sin cargos en el ala 2A de la prisión Evin, donde la República Islámica aísla, interroga, atormenta y a veces tortura a sus prisioneros políticos. Lo detuvieron para intimidar a su hermana, una periodista iraní que revela información delicada sobre el Gobierno y ahora vive en Estados Unidos.
LRR