El 30 de noviembre es el Día de Conmemoración de Todas las Víctimas de la Guerra Química
Robert Oscar Harmsen
El 30 de noviembre es el Día de Conmemoración de Todas las Víctimas de la Guerra Química. El uso de estos medios atroces siempre ha sido una preocupación para la sociedad “civilizada”.
Sin embargo, en nuestra historia se pueden resaltar una gran cantidad de ejemplos en los que se han utilizado armas químicas tanto en el campo de batalla, como en contra de civiles.
El caso más conocido fue durante la Primera Guerra Mundial, en un pequeño pueblo belga llamado Ypres donde se utilizaron utilizado más de 124 mil toneladas de gas mostaza y cloro, lo que provocó la muerte de cerca de 100 mil soldados y casi un millón de personas que quedaron ciegas o desfiguradas.
Debido a la naturaleza horrenda de estas armas, la mayoría de los Estados acordaron que se debía establecer una prohibición total.
No obstante, esto no impidió que los Estados experimentaran o utilizaran armas químicas en personas. Posiblemente el ejemplo más famoso ha sido los experimentos nazis del ‘Doctor’ Mengele, también conocido como ‘el Ángel de la Muerte’.
Ejemplos menos conocidos son los experimentos realizados por la Unidad 731, la unidad japonesa de guerra biológica. Establecida en 1938 durante la ocupación japonesa en China –y solamente reconocida por Japón en 1984–, esta unidad experimentó con miles de soldados y civiles con el objetivo de desarrollar enfermedades mortales para desplegar contra sus enemigos.
Estos experimentos fueron dirigidos por el general Shiro Ishii, y si se preguntan si alguna vez fue castigado por estas atrocidades, la respuesta es no.
En 1946, el general estadounidense MacArthur otorgó a todos los científicos japoneses inmunidad ante el enjuiciamiento de crímenes de guerra a cambio de información de la guerra de gérmenes; una estrategia similar a Operación Paperclip, un programa de reclutamiento secreto dirigido por EUA que permitió a los científicos nazis inmunidad de enjuiciamiento a cambio de su conocimiento.
Es una vergüenza y un insulto para las víctimas que, en ciertos casos, se antepongan los intereses políticos sobre la vida de seres humanos inocentes.
Esperemos que algún día aprendamos del pasado y avancemos hacia un mundo en el que exista una prohibición total, no solo en teoría, sino también en la práctica, así como castigos para los líderes que emplean estos métodos.