Como hombre, me es difícil tocar temas relacionados con el feminismo, ya que aún me considero un aprendiz de lo que está sucediendo
Raúl Lorea
Como hombre, me es difícil tocar temas relacionados con el feminismo, ya que aún me considero un aprendiz de lo que está sucediendo y por lo tanto soy una persona en proceso de cambio para que las cosas sucedan mejor desde mi trinchera. Independientemente de la opinión personal que pueda tener, me permito invitarle a ver con perspectiva de género, a escuchar, a conocer y denunciar aquello que va en contra del bienestar de las personas, particularmente de las mujeres, nuestras compañeras de trabajo, nuestras vecinas, nuestras amigas, nuestras parejas, nuestras hermanas, nuestras madres…
La mujer ha sido siempre un agente de cambio en nuestra sociedad, actuando de diversas formas. No podríamos imaginar a la polémica muñequita queretana ‘Lele’ vagar por el mundo sin la creatividad, sacrificio y talento de las mujeres que le dieron forma y la comercializaron.
Me permito tocar el tema, con toda humildad y respeto, tras las marchas femeninas que vimos en las redes sociales, desde la marcha en la Ciudad de México hasta los imponentes coros chilenos, donde cientos de mujeres, al unísono recitaron unos poderosos versos que deberían ser suficientes para cambiar al mundo.
Respetuosamente le pido, amable lector, que debemos poner de nuestra parte e impulsar ese cambio que la mujer pide a gritos, que tal vez en lo individual no lo hemos hecho directamente, pero como sociedad hemos sido ciegos y sordos a las quejas e injusticias que les han sucedido a tantas mujeres.
Basta platicar con cualquier mujer para que le cuente por lo menos tres anécdotas incómodas, intimidatorias, molestas u ofensivas (en el mejor de los casos) donde algún hombre fue el vergonzoso protagonista de su frustración o incomodidad.
La ciudad, como un ente vivo, es mudo testigo de todo lo que sucede en la vida cotidiana de las mujeres.
Por ello, como arquitectos(as), urbanistas y diseñadores(as), uno de los tres puntos que siempre recomiendo tener en cuenta al desarrollar cualquier clase de proyecto es la perspectiva de género, sin olvidar la accesibilidad universal y el criterio de seguridad infantil. Si una mujer, una persona con discapacidad o un niño no están seguros en nuestros espacios públicos, estamos fallando como sociedad.