El uso del tiempo podría ser un tema objetivo. Imaginemos a los Gobiernos midiendo
Seth Pérez
Todo el mundo se mueve con el tiempo, pero hay una corriente que pide: Alto, detente. La prisa en el mundo puede generar una confusión para utilizar eficientemente el tiempo. Pero, ¿cuál es la diferencia entre la prisa que enferma y utilizar correctamente el tiempo? ¿Por qué las políticas de los Gobiernos en el mundo desechan el tomar en serio estas propuestas?
Las políticas públicas siempre están centradas en lo objetivo, ya que garantiza un resultado certero según un proceso definido. Los votantes les exigirán a los gobernantes un resultado y, en caso de no lograrlo, es posible escudarse en las acciones y no en resultados. Adicionalmente, utilizar fórmulas probadas en otros países garantizan que el proceso sea importante, y si no da resultado, se le puede dejar en manos de otros aspectos, pero no de la voluntad política. Sin embargo, hay una gran pregunta: ¿De los principales problemas mundiales todos tienen elementos de objetividad?
El uso del tiempo podría ser un tema objetivo. Imaginemos a los Gobiernos midiendo qué tan puntuales son nuestros ciudadanos y en qué utilizan el tiempo para ayudarles a ser más efectivos o hasta más felices. ¿Invierten el tiempo suficiente para descansar y dormir bien para que sean más productivos? Todas estas preguntas pueden entrar en alguna política pública gubernamental, pero al medir algo en el ámbito privado, se dejan fuera.
Por ejemplo, la movilidad es un tema que carece de los elementos mínimos de medición. La mayor parte de información proviene de encuestas y muchas de ellas son muy limitadas en cuanto a la muestra poblacional y en la consistencia en el tiempo ¿Sabemos con exactitud el tiempo que invierte la población de un país en transportarse a su trabajo? ¿Conocemos si hay forma de disminuir los trayectos a la escuela? Muchas horas que pasamos en el auto es tiempo ‘muerto’ y al no contar con un responsable surgen propuestas para invertir mejor ese tiempo que diariamente nos obligan a estar en el tránsito.
Pocas son las propuestas para mejorar la calidad de vida soportada en menores trayectos y no solo en la forma de viajar. Aunque algunas pueden ser más relevantes que otras si las políticas entran en el ámbito personal y no hay resultados de corto plazo, son fácilmente desechables. ¿Usted qué opina?