Con la llegada de Trump a la Casa Blanca la situación ambiental se ha deteriorado en EUA
Paul Krugman
En vista de lo que ha ocurrido hasta ahora en las audiencias del juicio político, es evidente que ningún delito o abuso de poder podría convencer a los republicanos de darle la espalda al presidente Donald Trump. Así que, si alguno de ustedes todavía espera ver un giro dramático en el escenario político, más le vale no aguantar la respiración.
Aunque, pensándolo bien, quizá sea mejor que aguanten la respiración. Lo digo porque la calidad del aire se ha ido deteriorando desde hace algunos años, y a tal punto que ya se ha cobrado miles de vidas estadounidenses. Si Trump permanece en el poder, el aire empeorará mucho más y la cifra de muertos se elevará drásticamente en los próximos años.
Veamos qué ha ocurrido hasta ahora: cuando hablo de contaminación, no me refiero a los gases de efecto invernadero que influyen en el cambio climático y representan una amenaza existencial a largo plazo. Más bien me refiero a contaminantes con efectos mucho más inmediatos, en especial “material de partícula fina”, pequeñas partículas que hacen el aire brumoso y pueden penetrar hasta lo más profundo del tracto respiratorio. Varios estudios han documentado los peligros que estas partículas representan para la salud.
Hasta hace algunos años, por lo menos era cierto consuelo saber que, gracias a las normas ambientales, la concentración de partículas finas estaba bajando con gran rapidez. La mala noticia ahora es que, desde 2016, este tipo de contaminantes han ido en aumento de nuevo, por lo que han eliminado cerca de una quinta parte de los avances logrados desde 2009.
Un estudio que documenta esta marcha atrás explora varias causas que podrían explicar el cambio, como los incendios forestales (entre cuyas causas se encuentra el cambio climático), más vehículos en circulación y menos garantías de que se respeten las normas.
También revela, con base en resultados bien establecidos sobre los efectos de la contaminación en la salud, que incluso este aumento en las partículas, a pesar de parecer ligero, provocó casi 10 mil muertes más el año pasado.