En el tema de estadística delictiva pareciera que no hay lugar para el error en los datos
Seth Pérez
Hablamos de estadísticas y poco nos entendemos ¿Por qué? Temas tan simples como empleo y delito son fenómenos tan complejos, pero quedan encapsulados en datos que poco ayudan a tomar verdaderas decisiones. No obstante la incorporación de una visión humana y de sentido del trabajo, aún no contamos con información ni métodos claros para conocer cuántas personas están felices en un trabajo. ¿Por qué las estadísticas impiden abrir el diálogo?
Desde 2015 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, recomendaba a los países incluir otras dimensiones al empleo en sus estadísticas adicionales al laboral identificado con una remuneración. Entre otras el voluntariado, el trabajo creativo y hoy, ya en ley, el trabajo doméstico. Sin embargo, estos esfuerzos terminan siendo irrelevantes ya que pareciera trabajo de oficinas nacionales de estadística y no de una estrategia de recopilar datos e información desde lo local para crear grandes repositorios con más información. ¿Cómo puede funcionar?
En el tema de la estadística delictiva los datos parecieran duros y que no hay lugar para el error, todos provienen de carpetas judiciales o números oficiales. Sin embargo, los problemas de diferentes leyes locales, normas o procesos, hacen complejo integrar una verdadera base de datos con información consistente y actualizada. La fuente no determina la precisión, pero de fondo muchos delitos son respuesta a procesos posteriores de faltas administrativas o actos que no son registrados.
Por ejemplo, riñas callejeras, personas que molestan a sus vecinos con ruidos, fiestas, etcétera. Pequeñas acciones repetitivas que suben de tono pueden derivar en problemas mayores imposibles de identificar en datos nacionales. ¿Por qué no llevar mejores registros? Tanto autoridades locales como organismos de atención son calificados tanto social como funcionalmente por números que creemos definen la situación de cada tema.
En estos ejemplos los delitos nos miden la seguridad mientras las cifras de empleo y remuneración, la calidad del trabajo. No desglosar en categorías parece que nos coloca en una era muy por detrás de Darwin, similar a la de clasificar a los animales solo por su color o el número de patas. ¿Usted qué opina?