Recientemente nuestro país y nuestra sociedad mexicana se han visto golpeadas por acontecimientos que están fuera de nuestro entendimiento
Raúl Lorea
Recientemente nuestro país y nuestra sociedad mexicana se han visto golpeadas por acontecimientos que están fuera de nuestro entendimiento y nuestro actuar, sin culpar a alguien en particular, sabemos que la seguridad y estabilidad social está pasando por una crisis terrible de ausencia de principios, valores y respeto por el derecho ajeno.
En esa terrible crisis, me permito destacar que aún existe mucha gente con muchas ganas de hacer las cosas mejor y sobretodo con mucha integridad.
La integridad de las personas se mide con la congruencia entre su decir y su actuar. En el Consejo Temático de Urbanismo y Movilidad he conocido gente que tiene un alto grado de integridad, además de su respeto por la ciudad y por las ideas de las demás personas.
Los destaco siempre porque todos dan un poco más de su tiempo y sus conocimientos para lograr alguno de los objetivos que hemos planteado en el Consejo. Actividades que van desde hacer acto de presencia en alguna reunión, llevar algún documento, acudir a firmar algún otro documento, acudir a las sesiones del Consejo, diseñar, proponer, actuar, todo siempre con el noble objetivo de hacer algo por Querétaro.
Entre esas actividades, siempre hay alguien que destaca por tener más congruencia y empatía con las causas honestas, sin dejar de aprender e inspirándonos al bien actuar, con desinterés y verdadera intención de apoyar.
Con la prudencia que la distingue, y con esa capacidad de análisis que la caracteriza, la semana pasada Liz decidió dejar al Consejo, decidió tomar un camino distinto. Me permito compartirle, amable lector que respeto y admiro esa difícil decisión porque la tomó con una firme convicción que le dictan sus principios.
Por eso y muchas cosas más, mi respeto, reconocimiento y gratitud para mi amiga la arquitecta Liz Durán. Tomando el atrevimiento de hablar por mis compañeros y compañeras del Consejo, sé que no me equivoco al decir que extrañaremos a Liz y que todos deseamos que le vaya muy bien en su nuevo camino, que seguirá adelante con sus principios e ideales y que, por supuesto, tiene la puerta en el Consejo el día que decida volver.
Gracias por todo, Liz. Sé que seguiremos en el mismo camino, así que ¡Hasta pronto!