No hablo casi del futbol mexicano, pero es inevitable esta semana, ya que pasaron cosas que nunca deberían suceder
Fernando Cásarez
Nuestro futbol es el patio de juegos para algunos que hacen lo que sea por dinero, donde los malos se pavonean ante los medios, donde solo se señala a algunos y donde los más afectados no tienen voz.
Este es nuestro futbol, donde con dinero todo se puede, donde las cosas se ocultan. Esta semana el balompié nacional fue exhibido a nivel internacional, tuvimos espectáculos bochornosos en el puerto el viernes y el domingo en San Luis.
Veracruz es un equipo que no debería estar en primera división en primer lugar, comencemos por eso, el año pasado por cuestiones deportivas debió descender, sin embargo con una regla absurda, 120 millones de pesos fueron suficientes para que siguieran jugando, aunque no paguen y no ganen.
El viernes los Tigres no hicieron lo correcto, sin embargo entre si era un minuto o tres, es verdad que pudieron solidarizarse más, sin embargo ahora parece que ellos son el villano, cuando los responsables de todo son los federativos, tanto los que permitieron que Veracruz siga en primera y no hicieron nada para evitar deudas, como su dueño que se da golpes de pecho por el equipo.
Fidel Kuri es un impresentable, es inaudito que pase lo que aseguran sus jugadores, no hay comida, medicina, agua, vestidores, entrenadores y dinero para el primer equipo, el femenil y los juveniles.
La federación ideó un plan improvisado para pagarles, sin embargo con contratos truculentos, estos no reflejan lo que en verdad ganan.
El mismo Kuri salió ante los medios de forma descarada a mostrarse como el bueno atacando a sus propios jugadores.
El domingo en San Luis hubo una batalla lamentable, no se trata culpar a una afición, ya que lo hicieron inadaptados de los dos equipos. Con una mejor gestión se pudo evitar todo esto, pero el futbol mexicano es así, federativos que ganan, jugadores sin voz, poca visión, poca seguridad y vándalos que manchan el deporte.
El aficionado apoya a sus equipos a pesar de que quienes los manejan, lo hacen de manera improvisada y ya sea la gente que pagó para ver el ridículo en el puerto o los aficionados que vivieron miedo en San Luis, la culpa es de los que manejan el futbol a su antojo y dejan que todo pase sin consecuencias.