En el natalicio 260 del arquitecto Tresguerras, es importante recordar que pregonaba que su legado estaba en las piedras que dejaba
Seth Pérez
Frente a las construcciones que sufrieron daños por los sismos o a causa de negligencia, ahorros por ambición, obras amañadas o simplemente por incapacidad técnica, hay ejemplos con más de 200 años y sin daños, como las que dejó Francisco Eduardo Tresguerras. Algunas voces con los sismos enunciaron que, a diferencia de hoy, los arquitectos y responsables en el pasado plasmaban su nombre y el de sus acompañantes en cada construcción. ¿Será necesario obligar a los responsables de obra que coloquen su nombre en cada edificación para garantizar la responsabilidad?
En el natalicio 260 del arquitecto Tresguerras, es importante recordar que pregonaba que su legado estaba en las piedras que dejaba, y solo falta ver en diversas ciudades que lo pudo conseguir. En Querétaro construyó la Fuente de Neptuno (1797), el Teatro Alarcón en San Luis Potosí (1827), el Templo del Carmen en Celaya (1807), el puente sobre el río La Laja uniendo a esta ciudad con Apaseo el Grande y muchos otros. ¿Cuándo se perdió esta sana costumbre de firmar las obras que serían legado y establecerían una responsabilidad y un compromiso?
Al igual que Tresguerras, en la Torre Latinoamericana se encuentra evidencia donde todos los involucrados, desde arquitectos, calculistas y responsables de obra, forjaban en acero placas con sus nombres para recordar su hazaña. En obras relevantes, monumentales o grandiosas, siempre hay muchos que quieren pasar con ellas a la posteridad. Para los éxitos siempre hay paternidad o maternidad de sobra, mientras que los fracasos son solo huérfanos despreciados. El crecimiento y expansión de las ciudades ha traído consigo una especie de anonimato en muchos aspectos de nuestras vidas, pero en algunos puede también traer una elusión de la responsabilidad.
En la Profeco y oficinas municipales, se encuentras quejas que poco prosperan: obras pequeñas, casas, locales y hasta torres con vicios en la construcción. Los responsables quedan ocultos en una cadena de subcontratación y la alta rotación de personal. Pequeños errores, olvidos o vicios ocultos pueden causar tremendos estragos en las edificaciones. Por ello, ¿debemos plasmar en cada obra el nombre de los responsables?