Diariamente, nos percatamos del acelerado cambio del entorno. Nuevos descubrimientos, tecnologías, modelos de negocios, etc. Vivimos en una época nunca antes vista
Anel Torres
Diariamente, nos percatamos del acelerado cambio del entorno. Nuevos descubrimientos, tecnologías, modelos de negocios, etc. Vivimos en una época nunca antes vista.
En los 90s se creó el acrónimo VUCA para describir las condiciones de volatilidad, incertidumbre (uncertainty en inglés) complejidad y ambiguedad del mundo. Desde entonces es tomado en cuenta en las organizaciones, incluyendo las educativas, al definir sus objetivos y estrategias. Como profesionistas debemos considerarlo también. Cambiar el contexto está fuera de nuestro alcance. Desarrollar competencias personales, es lo que tenemos a la mano.
Antes era común seguir un plan al pie de la letra. Estudiabas, encontrabas un trabajo en el que te jubilabas, vivías en la misma ciudad junto a toda tu familia; mantenías una zona de confort. Eso quedó en el pasado. Ahora el entorno, impulsado en gran medida por el acelerado desarrollo tecnológico que dicta la nueva forma de existir, interactuar y de aprender; es ambiguo. Ante esto, la alternativa es ser flexibles y adaptarnos. No se trata de convertirnos en algo que no somos, sino de cuestionar paradigmas y renovarlos para poder enfrentar exitosamente las nuevas circunstancias.
Tal vez la experiencia y la práctica profesional han desarrollado el “expertise” que siempre habíamos deseado, nos sentimos relajados y tenemos todo bajo control. Sin embargo frente al nuevo contexto, es necesario ser Innovadores, tener el valor de soltar las prácticas que nos han llevado por terreno seguro aunque parezca arriesgado.
El despliegue de nuevos conocimientos y descubrimientos se da a un ritmo vertiginoso; los profesionistas deben actualizarse al mismo compás y convertirse en “Life-long learners” (aprendices permanentes), si quieren seguir siendo pertinentes. No es suficiente con los conocimientos adquiridos en la carrera para enfrentar al mundo VUCA.
Desarrollar la adaptabilidad y flexibilidad, promover la innovación y convertirse en un “life-long learner” son competencias indispensables. No podemos cambiar las circunstancias pero si podemos prepararnos para enfrentarlas con éxito.