Me encuentro con estas aseveraciones ante las experiencias vivenciales del tráfico vial, falta de áreas verdes, inseguridad, carencia de servicios públicos
Claudio Sarmiento
Cada vez escucho más que “Querétaro está mal planeado” o, peor aún, que “la ciudad no está planeada”. Me encuentro con estas aseveraciones ante las experiencias vivenciales del tráfico vial, falta de áreas verdes, inseguridad, carencia de servicios públicos, y el exponencial crecimiento de la ciudad.
Visto así, la idea de una “ciudad planeada” podría resultar utópica. Entonces, ¿cómo se planea una ciudad? La idea de que hay un solo autor de la ciudad es un mito. Por lo tanto, no podemos suponer que las decisiones que atañen a todos los ciudadanos se realicen de manera autoritaria o individual.
Planear la ciudad es, consecuentemente, colaborar con otras personas. El mayor reto de planear es saber con quién colaborar, pero, más importante aún, saber escuchar a quienes colaboran directamente, como a quienes no cuentan con dicho privilegio, pero que tienen el mismo derecho de ser escuchados.
Así, planear la ciudad es saber escuchar. Planear adecuadamente una ciudad implica dedicar tiempo y recursos suficientes para recibir información crítica para cualquier proyecto urbano. Desde un punto de vista racional, toda información se debe generar, recibir y procesar con base en evidencias estudiadas y fundamentadas; entre mejor sea su calidad, mayor será su utilidad para la ciudad.
Esta utilidad solo se puede cumplir comunicando datos, procesos y fallos, en espera de que todo ciudadano pueda examinarlos. Planear la ciudad, finalmente, es saber cómo mejor responder.
Por un lado, la respuesta de la ciudadanía a las iniciativas públicas debe ser informada, honesta y constructiva. ¿Qué es la ciudad sino un espacio de compromisos? Por otro lado, la respuesta de los organismos públicos a dichas críticas supone que estas iniciativas se deben modificar, en dado caso, y siempre justificar con argumentos sólidos y total transparencia.
Porque operar bajo el supuesto de que la ciudad se puede construir bajo edicto automático e incontrovertible es planear la ciudad solo en el sentido en el que se sobrevuela por encima de lo urbano, sin mover las alas y con el motor en reposo.