Cuando no existe una amenaza externa, hay menos incentivos para estar unidos. Cuanto más grande es la amenaza, mayor es la cohesión entre el pueblo
Roger Cohen
Cuando no existe una amenaza externa, hay menos incentivos para estar unidos. Cuanto más grande es la amenaza, mayor es la cohesión entre el pueblo. La consecuencia directa del 11 de septiembre fue la máxima manifestación de la unidad estadounidense.
Ahora, acabamos de llegar al momento más álgido de la fragmentación en el país. Viví la mayor parte de mi vida en la Guerra Fría. La amenaza externa era clara. Cuando terminó, las sociedades se inclinaron hacia el narcisismo. El instinto tribal ganó. La selfi es la imagen del espíritu de la época.
La vorágine de opciones nos dejó abrumados. El ruido aumentó. Ha sido una larga disolución, salpicada de errores. El declive en relación con otras potencias causó más desesperación entre los estadounidenses.
Se habían acostumbrado a que el siglo fuera suyo. Luego fueron empujados a otro que ya no lo era. Estaban bajo asedio. Después vino la desorientación. Al final, pusieron en la Casa Blanca a un maniaco que no cesa de dar bramidos.
El presidente Donald Trump está perturbado y su condición se agrava día a día. Cuando se siente acorralado, sus síntomas se salen de control. Dado que es un narcisista, no soporta ninguna sugerencia de que no puede salirse con la suya. Entonces, tuitea: “¡FUE UNA CONVERSACIÓN PERFECTA CON EL PRESIDENTE DE UCRANIA!” Ay, claro, la conversación del 25 de julio entre Trump y el presidente Volodímir Zelenski fue impecable: tanto la manera en que Trump le preguntó al nuevo líder si nos podría “hacer un favor” antes de desvariar sobre “el servidor” que, en su mente aturdida, por alguna razón se encuentra en Ucrania y es la clave de una conspiración política que él apoya y que involucra a los demócratas, como la manera en la que Trump preguntó si el nuevo gobernante podría hablar con su abogado personal y con el fiscal general sobre los trapos sucios que pudiera reunir sobre el ex vicepresidente Joe Biden, quien es uno de los candidatos demócratas punteros para las elecciones de 2020.