A los miembros republicanos del Senado de Estados Unidos: Siempre nos han dicho que creen en la grandeza distintiva de Estados Unidos de América.
David Leonhardt
A los miembros republicanos del Senado de Estados Unidos: Siempre nos han dicho que creen en la grandeza distintiva de Estados Unidos de América. Como ha dicho el senador Marco Rubio: “Estados Unidos es diferente”.
A Ben Sasse le gusta decir que: “Estados Unidos es una idea”, un compromiso con la dignidad universal por encima de la fuerza bruta. También nos han dicho que se dedicaron a la política para servir a un propósito más elevado. Pues bien, ha llegado el momento de demostrarlo.
El presidente de Estados Unidos está traicionando, de la manera más fundamental, el juramento que hizo cuando aceptó su cargo al usar la presidencia para obtener beneficios personales a costa del país. Ha corrompido nuestra política exterior con sucios intentos para ayudarse a sí mismo, a un grado tal que hasta el propio personal de la Casa Blanca reconoce que resulta inapropiado.
El presidente le está diciendo al mundo que Estados Unidos, de hecho, no se destaca por ningún ideal superior. ¿Pueden imaginarse por un momento a los íconos de su partido, como Ronald Reagan o Dwight Eisenhower, poniendo en riesgo la seguridad de un país amenazado por Rusia, en aras de mancillar a un rival político? El presidente Donald Trump debe irse, y ustedes, solo ustedes, tienen el poder de lograr que suceda.
Pueden comenzar a distanciarse de él lentamente, si eso hace que puedan conservar a sus bases políticas. Un par de ustedes –como Pat Toomey de Pensilvania, que dijo que el comportamiento de Trump era “inapropiado”, y Mitt Romney de Utah, quien utilizó la palabra “preocupante”– han comenzado a hacerlo. Sin embargo, más de ustedes deben comenzar a tomar ese camino por el bien del país y, en última instancia, por el de ustedes mismos.
Durante el escándalo de Watergate, George H. W. Bush y otros líderes republicanos también defendieron a Nixon al principio. Pero no lo hicieron para siempre. No querían que sus legados y carreras se desplomaran junto con la de él.