Cuando a un niño guatemalteco de dos años le estaba costando trabajo quedarse callado en un tribunal migratorio, el juez lo señaló con el dedo. “Tengo un perro enorme en mi oficina y, si no te callas, saldrá a morderte”, le gritó el juez, V. Stuart Couch, exinfante de la Marina estadounidense, a un niño pequeño en una audiencia de 2016, de acuerdo con una queja formal compartida por el Charlotte Center for Legal Advocacy (Centro Charlotte para la Defensa Legal) sobre la que informó esta semana Mother Jones. “¿Quieres que te muerda?”, le preguntó Couch.
El niño, su madre y su defensor poco después comenzaron a llorar. Couch más tarde reconoció que “no manejó la situación adecuadamente”, de acuerdo con el juez que investigó la queja, Deepali Nadkarni. Evidentemente, Couch no estaba pensando en el bienestar de un niño ese día.
Sin embargo, ignorar el bienestar de nuestros jóvenes es un problema cotidiano en Estados Unidos, donde nuestros niños están rezagándose en comparación con los que viven en otros países adinerados. Ayer debatieron 10 candidatos presidenciales demócratas. Fue una oportunidad natural para iniciar una conversación nacional al respecto.
Sin embargo, no se han hecho preguntas sobre la pobreza infantil en un debate presidencial en 20 años, desde un debate de las primarias republicanas en 1999, de acuerdo con el Children’s Defense Fund (Fondo de Defensa Infantil). A los candidatos presidenciales les han preguntado sobre la Serie Mundial, sobre las groserías en las películas e incluso sobre los prendedores con forma de bandera más recientemente de lo que se les ha cuestionado sobre la pobreza infantil.
Hemos tenido 147 debates presidenciales seguidos sin una sola pregunta sobre el tema. La UNICEF dice que Estados Unidos está en el lugar 37 en cuanto al bienestar infantil de todos los países del mundo, y Save the Children clasifica al país en el puesto 36.