El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, y la corte de lacayos que lo rodean en su afán de salvar el pellejo y el botín hurtado al erario público vuelven a buscar una salida decorosa a través de la vieja jugarreta de crear un ambiente bélico con Colombia, donde a pesar de no estar en la misma tónica hay personas que le siguen el juego, lo que genera inquietudes, principalmente en las zonas de frontera.
“Colombia no se dejará provocar, pero está lista”, dijo el canciller Carlos Holmes, con lo que cayó voluntariamente o no, en el juego propuesto por Maduro, quien habló de “graves amenazas por parte del Gobierno guerrerista de Colombia contra su país”.
A la diatriba de Maduro se sumó la de su áulico Pedro Carreño, líder del chavismo y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, quien dijo en un canal de televisión que “ante una agresión militar originada en Colombia, primero clavaremos nosotros nuestra bandera en Bogotá”.
Las declaraciones ocurrieron precisamente el día que, por orden de Maduro, comenzaron los ejercicios en la frontera, y que se extenderían hasta el 28 de septiembre. El Gobierno venezolano dijo que hay planes y conspiraciones desde Colombia para atacar. Además, declaró alerta naranja en la zona limítrofe, a donde se desplegaron, en un comienzo, 3 mil hombres, locos por disparar.
Carreño, uno de los tantos bufones de Maduro fue más lejos al afirmar que hay un plan perverso, criminal y macabro para satanizar, estigmatizar y criminalizar al pueblo y al Gobierno para generar una escalada de agresiones que termine con el control total de nuestro territorio”, lo que si bien puede tener algo de cierto, también demuestra una imaginación propia del mejor guionista de los estudios de Hollywood.
La instrucción del presidente de Colombia, Iván Duque, a sus funcionarios es clara: estar en alerta, pero con mesura y calma, algo inteligente, pero no se puede negar que a algunos miembros de su grupo político, no hay que empujarlos para buscar pleito, porque va en su ADN. La situación si de por sí tensa, se mantiene en aparente calma.