En los últimos años, el diseño urbano ha cambiado a manos de las empresas desarrolladoras que atienden necesidades de venta pero que poco han hecho por atender problemas sociales.
Se ha vuelto una constante que en las zonas habitacionales se construyan muros perimetrales en sus desarrollos, para generar la sensación de privacidad y seguridad, pero dejando “muros ciegos” que provocan todo lo contrario para quien camina por fuera.
El espacio público ha tomado un rol diferente al ser un espacio de renta que genera un gasto por mantenimiento.
Me explico: hoy ya no se construyen parques o plazas públicas como tal, sino que se diseñan para los habitantes de los ‘clústers’ o ‘privadas’, quienes pagan renta o mantenimiento para disfrutar de dichos espacios, de los que se excluye a cualquier persona que no viva ahí, lo que en cierta medida los vuelve privados (albercas, palapas, juegos infantiles, aparatos para ejercicio, etcétera).
En el caso de las áreas deportivas, se construyen distanciadas, en espacios o predios residuales principalmente en zonas populares; sin embargo, en contadas o nulas ocasiones se desarrollan proyectos integrales que contemplen mayor tipo de actividades juntas (juegos infantiles, pistas para trotar, parques de mascotas, canchas deportivas, áreas verdes arboladas, bancas, etcétera) lo que para mí es uno de los factores que contribuyen a la imparable disgregación del tejido social.
Poco a poco la ciudad ha crecido desordenadamente, provocando que una cancha se ubique en una colonia, el tianguis en otra, el parque infantil en otra, los aparatos para ejercicio en otra, los árboles en los camellones, y así cada espacio público disperso, aislado y limitado por su ubicación afectando al sentido de pertenencia de los habitantes.
Como comunidad estamos cambiando, cada vez convivimos menos entre nosotros y el espacio público disperso contribuye a tal situación, encontrando a jóvenes, a niños con sus padres y a personas de la tercera edad en espacios totalmente diferentes, distantes, ajenos, dispersos.
¿Se imagina usted un parque lineal, amplio, accesible, que permitiera la convivencia de todos? ¿Sería posible hoy día reunirnos todo tipo de personas en el mismo lugar?